¡Te pedirán cuentas!

Hoy consolaré, a quien Dios me permita conocer su tristeza.

Alma mía, Dios te contempla con amor y espera tu presencia. Así también conoce cada uno de los pensamientos y emociones, preocupaciones, carencias y necesidades que guardas en tu conciencia. Ha estado siempre presente a pesar de que lo has ignorado o puesto en segundo lugar y hasta lo has dejado en el olvido. Alma mía descubre que el aliento que te anima es el amor del Señor, retírate a su presencia.

Al comer te alimentas para renovar las fuerzas, tu cuerpo te lo pide. De la misma forma tu espíritu pide que lo fortalezcas regalándole la presencia del Señor en tu conciencia. Levantándote sobre el ruido que distrae, que interrumpe, que te separa de la paz y la conciencia del amor que tanto anhelas. Alma mía dale la presencia del Señor a tu conciencia.

La conciencia de la presencia del Señor es sencillo vivirla: Respira y siente como te alienta con el aire, siente tu cuerpo como se organiza y trabaja incansable para sostenerte en este camino transitorio a la gloria. Alma mía la vida es breve, dale la esperanza de la presencia del creador, del Amor de los amores.

Medita deteniendo tu mente con la jaculatoria “Señor Mío y Dios Mío”, ordena a tu mente invocando al Señor para que tu mente se enfoque en mirarse en el Señor. Ordena a tu cuerpo que respire pausada y profundamente como el mar calmo que llega a la playa en olas continuas y placenteras. Alma mía tu cuerpo es sirviente de tu alma guíalo para que no te haga tropezar o enfermar.

Todo cuanto te rodea ha sido dispuesto por la divina providencia del Señor, abre tu conciencia para mirarte inmerso en sus bendiciones y laborar como administrador digno de confianza y capaz. Trabaja bendiciendo las dolencias, las carencias, el desorden, sanando y sembrando con la conciencia puesta en el dueño y Señor que te ha confiado la vida y lo que te rodea para salvarla. Alma mí escucha al Espíritu Santo que te guía en las sombras, el conflicto y el valle de la muerte, para llevarte a la paz y el amor que tanto deseas.

Deseas paz y amor, está en tu presencia, pues el Señor te da su paz y es el amor que te encarna. Perdónate y perdona para limpiar tu conciencia, liberarla de la esclavitud del egoísmo que pretende gobernar tu mente y cuerpo. Abraza a tu prójimo, entrégale tu amor pues en él también está el amor del Señor como en todas las cosas. Alma mía, el tiempo de descanso es cuando el Señor te acuna en sus brazos, dale tu tiempo y tu voluntad para estar consciente al menos diez minutos a lo largo de tu dia.

La Palabra de Dios

Lucas 12:39-48

Jesús les dijo: «Si el dueño de casa supiera a qué hora vendrá el ladrón, ustedes entienden que se mantendría despierto y no le dejaría romper el muro. Estén también ustedes preparados, porque el Hijo del Hombre llegará a la hora que menos esperan». Pedro preguntó: «Señor, esta parábola que has contado, ¿es sólo para nosotros o es para todos?» El Señor contestó: «Imagínense a un administrador digno de confianza y capaz. Su señor lo ha puesto al frente de sus sirvientes y es él quien les repartirá a su debido tiempo la ración de trigo. Afortunado ese servidor si al llegar su señor lo encuentra cumpliendo su deber. En verdad les digo que le encomendará el cuidado de todo lo que tiene. Pero puede ser que el administrador piense: «Mi patrón llegará tarde». Si entonces empieza a maltratar a los sirvientes y sirvientas, a comer, a beber y a emborracharse, llegará su patrón el día en que menos lo espera y a la hora menos pensada, lo despedirá y lo condenará a la pena de los que no son fieles. Este servidor conocía la voluntad de su patrón; si no ha cumplido las órdenes de su patrón y no ha preparado nada, recibirá un severo castigo. En cambio, si es otro que hizo sin saber algo que merece azotes, recibirá menos golpes. Al que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y cuanto más se le haya confiado, tanto más se le pedirá cuentas.»