Ayuda en nombre de Jesucristo

Hoy escucharé las palabras dela otra persona como si fuera a Cristo a quien escuchara.

Señor tuyo soy concédeme reconocer tu gloria en el Padre. Tú que tienes autoridad sobre todo ser humano danos la vida eterna. Quiero la vida eterna: conocer al Padre, el único Dios verdadero, en Ti mi Señor Jesucristo. Señor Jesús has terminado la voluntad del Padre en la tierra. Eres glorificado, junto al Padre desde antes que el mundo existiera. Nos has dado el nombre del Padre, porque somos suyos pues somos de ti mi Señor Jesús al guardar tu palabra. Porque todo lo tuyo viene del Padre; nos has dado sus palabras y las recibimos, y las entendemos, pues en verdad vienes del Padre y creemos que te envió.

Señor Jesús ruega por nosotros; no ruegues por el mundo, sino por quienes el Padre te ha entregado. Porque somos del Padre nuestro y todo lo tuyo, mi Señor Jesucristo, es del Padre y lo del Padre tuyo; y has sido glorificado en nosotros.

Ya no estás en el mundo, pero nosotros sí estamos en el mundo. Tu estás en el Padre Nuestro. Ruega al Padre Santo, que nos guarde en su nombre, el nombre de Jesucristo que has recibido, para que seamos uno, así como Tú eres en el Padre.

Cuando estabas con nosotros, los guardaste en nombre del Padre, el nombre de Jesús, que recibiste del Padre Nuestro. Y los guardaste y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera. Pero ahora que estas en el Padre; nos das tu palabra al mundo para que tengamos tu gozo completo en nosotros mismos.

Tu nos has dado la palabra del Padre Nuestro y el mundo nos ha odiado, porque no somos del mundo, como tampoco tu mi Señor Jesucristo eres del mundo. No ruegues porque nos saquen del mundo, sino para que el Padre Nuestro nos guarde del maligno. Nosotros no somos del mundo, como tampoco tu mi Señor Jesucristo eres del mundo. Santifícanos en la verdad; pues la palabra del Padre es verdad.

Como el Padre te envió al mundo, así también Tú, mi Señor Jesucristo, nos he enviado al mundo. Y por nosotros te santificaste, para que nosotros también seamos santificados en la verdad. Mas no ruegues sólo por nosotros, sino también por quienes han de creer en Ti por nuestra palabra, para que todos seamos uno. Como el Padre está en ti, Oh Jesucristo, y Tú en el Padre, que también nosotros estemos en Ti, para que el mundo crea que tú nos enviaste. La gloria que del Padre recibiste nos la has dado, para que seamos uno, así como nosotros somos uno: Tú mi Señor Jesucristo en nosotros, y el Padre en Ti, para que seamos perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que el Padre Nuestro te envío, y que nos ama tal como el Padre te Ama Señor Jesucristo. Ruega por nosotros al Padre, pues quieres que quienes el Padre te ha entregado, estemos también contigo donde Tú estás, para que veamos tu gloria, la gloria que recibes del Padre; porque el Padre te ha amado desde antes de la fundación del mundo.

Oh Señor Jesucristo pide al Padre justo, aunque el mundo no le conozca, Tú lo has conocido, y nosotros hemos conocido que el Padre te envió. Tu nos has dado a conocer el nombre del Padre Nuestro, y nos lo das a conocer, para que el Amor con que el Padre te ama esté en nosotros y tu en Nosotros.

Te pedimos Padre Nuestro escuches está plegaria en nombre de Jesucristo, que es uno en ti, en el Espíritu Santo.

Amén

Santisimo noche

Oración intercesora de Jesús 

Estas cosas habló Jesús, y alzando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti, por cuanto le diste autoridad sobre todo ser humano para que dé vida eterna a todos los que tú le has dado.  Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 

Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera.  Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera.  He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; eran tuyos y me los diste, y han guardado tu palabra.

Ahora han conocido que todo lo que me has dado viene de ti; porque yo les he dado las palabras que me diste; y las recibieron, y entendieron que en verdad salí de ti, y creyeron que tú me enviaste. 9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado; porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo, mío; y he sido glorificado en ellos. 

Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como nosotros.  Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, el nombre que me diste; y los guardé y ninguno se perdió, excepto el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.

Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo para que tengan mi gozo completo en sí mismos. Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te ruego que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno.

Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico, para que ellos también sean santificados en la verdad.

Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.

La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.

Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Oh Padre justo, aunque el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.

Yo les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer, para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en ellos.