Envío de Ministros extraordinarios de la Comunión

Hoy le escribiré a Dios una carta de agradecimiento.

SEÑOR: La Iglesia me ha confiado el ministerio extraordinario de la Eucaristía.

Me ha constituido servidor de la comunidad, en la Asamblea Litúrgica que comparte la mesa fraternal de la Comunión en la consolación de los enfermos, ancianos e impedidos que se fortalecen con el pan de la vida.

o sé, Señor, que es, en primer lugar, un servicio. Pero íntimamente, lo descubro como un honor: por mi intermedio, desde mis manos hago posible la Comunión de mis hermanos contigo en el Sacramento de tu Cuerpo y de tu Sangre.

Por eso, Señor, te consagro mis labios que te anuncian, mis manos que te entregan; te consagro mi ser, mi cuerpo y mi corazón para ser tu testigo leal.

No quiero, Señor, que mi vida sea un obstáculo entre mis hermanos y tu misterio. Quiero ser un puente, quiero ser como dos manos tendidas…

Te pido tu ayuda de modo que yo sea creyente de verdad, un cristiano ansiosa de tu palabra, una persona de oración y reflexión, un contemplativo de tus misterios, un celebrante feliz de tus Sacramentos y un servidor humilde de todos mis hermanos.

Que cuando diga: “El Cuerpo de Cristo”, yo desaparezca y vean tu rostro. Amén

MECE: Rosa María, Salvador, Olga