Altar de amor a nuestros difuntos

Hoy, al entrar a la casa de alguien diré: "La paz sea en esta casa”.

Cada altar de muertos es una expresión de amor hacia nuestros difuntos, el amor se expresa en cada detalle: la calaverita, la vela, la foto, el platillo o la bebida que le gustaba, la carta póstuma, todas son expresiones de amor de nuestro espíritu. Y ese lenguaje de amor es el que intercede hacia nuestros difuntos.

Nuestro espíritu es una expresión del Amor de nuestro Señor, somos su milagro, en Él caminamos y en su amor viviremos eternamente. Que gozo en nuestra vida cuando experimentamos el amor y sentimos como sus raíces profundas alcanzan la altura del cielo. Que pena cuando experimentamos las sombras de nuestro egoísmo, las culpas, los resentimientos, los apegos y los temores del mañana. Pero cuando encontramos una manifestación de amor en otra persona hacia nosotros el brillo del amor nos hace sentir la luz perpetua del Espíritu de nuestro espíritu.

La fiesta de los fieles difuntos con sus altares, es una celebración de amor, donde expresamos amor a nuestros seres queridos desencarnados y tenemos la esperanza que nuestras ofrendas les hagan sentir el amor que enraizó en nosotros en su vida, con los lazos familiares que nos unen o con la amistad donde encontramos la presencia de su espíritu en nuestro espíritu.

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Una de los grandes dones que tenemos los seres humanos es nuestra capacidad de interceder ante Dios nuestro Señor, ante la Santísima Virgen, los ángeles y los santos por nuestros hermanos, de hecho es así la oración inicial de la asamblea de la Santa Misa. Es una petición de intercesión. Y en la Santa Misa también intercedemos por nuestros difuntos, es decir, los invocamos ara que se acerquen a la presencia viva de nuestro Señor Jesucristo Sacramentado y descubran el camino, la verdad y la vida. Esperando que luzca para ellos la luz perpetua y descansen en paz en la vida eterna en el Padre Nuestro.

altar de muertos 2014 papasNo somos de este mundo, sino de la casa del Padre nuestro que está en los cielos y que conocemos por Jesucristo Nuestro Señor. Y la Santísima Virgen María es una intercesora permanente por nosotros los pecadores y por nuestros difuntos, de esta manera al invocarla en los rosarios que realizamos por nuestros prójimos difuntos, acudimos a su voluntad para que los encamine al descanso eterno, en la casa del Señor.

Bendecir en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que nos aceptar por el agua de nuestro bautismo como su cuerpo místico, es un regalo que nos permite bendecir, los alimentos, nuestras obras, a nuestros familiares cuando llegan o salen de casa, incluso bendecir el agua para convertirla en bendita por el agua de nuestro bautismo. Entonces no dejemos de bendecir los bienes y las adversidades, las ofensas y las alegrías, a los vivos y a nuestros difuntos. La fórmula e sencilla, por ejemplo para transformar el agua en bendita se pone la mano sobre el agua, mientras le hacemos la señal de la cruz y decimos: “por el agua de mi bautizo, yo te bendigo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.” Tocamos el agua y listo puedes esparcirla por la casa darla de beber, compartirla en tu fiesta y que mejor que en el altar de amor a nuestros difuntos. Rodea tu vida de bendiciones de Amor, esa es tu Misión de Amor.

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