La plaza del pueblo se llenaba de música y risas de niños ya suben los globos al cielo llevando las cartas a los Reyes Magos. Algunos globos les cuesta subir la hoja donde escribieron o dibujaron, pero con esfuerzo arrastran al cielo la petición a los Magos de Oriente que vienen a adorar al Niño Dios en el pesebre.

Pedir para recibir como dice Jesús: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7-8)

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Hace muchos años dejé de escribirle mi carta a los Reyes Magos parece que mi cabeza estaba en otros mundos. Así tomé hoy papel y lápiz y antes de escribir me puse a pensar que les voy a pedir. No quería recordar los momentos que me había portado desobedeciendo, flojeando, peleando, rompiendo, pero si se asomaban algunas acciones que no me hacían orgulloso de mi mismo. Pero también había hecho con mi vida obras de las que me siento contento.

Que le pediré a los Reyes Magos. O mejor les digo que sigo esperando que me cumplan… Muchas cosas vinieron a mi mente, sentí una linda emoción era como estar frente a la juguetería y pedir juguetes. Sin embargo veía que yo ya era mayor. Así que pensé ¡pedirles dinero!. Con mi astucia yo sé que luego podría conseguir lo que quisiera, sólo necesitaba dinero. Pero realmente no estaba pidiendo nada, el dinero no es un regalo de Reyes. Los reyes le llevaron Oro, pero en realidad compartieron su riqueza, lo que realmente estaba pidiendo cuando pensé en dinero era tiempo. Tiempo para pensar que iba yo a pedir. Lo mejor era hacer una lista sobre lo que realmente necesitaba, pero si no me apuraba la carta no subiría al cielo.

Entonces se me ocurrió pedirles que me trajeran pensamientos de lo que necesitaba. Eso es, sería buena idea pedir una buena mente que pudiera diferenciar lo que quería y lo que necesitaba.

Pero ese pensamiento de mi mente me puso triste, descubrir que me faltaba pensar. Y en esa tristeza lo que quería yo era tener paz. Tener paz para poder pensar, la tristeza me mostraba que tengo muchas carencias y en realidad no sé cuáles son o por cuál empezar. Tenía miedo de descubrirlas; muchas veces no sé ni lo que necesito, tampoco sé me ocurre lo que quiero.

¡Ya se! Voy a recordar los programas y todas las cosas que me han dicho que necesito para saber si eso es lo que yo quiero. Pero… en el fondo todos esos dichos y todas esas imágenes es lo que las demás personas querían para mí o que piensan que necesito.

Así de pronto como un rayo de luz apareció una idea que comenzaba así.

Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar:

Dejo mis zapatos para que ustedes pongan los regalos que necesito cuando vengan a adorar al Niño Dios díganle que me hace falta tiempo y algunos recursos para descubrir el Amor, el perdón, la alegría, la paz y en el mundo que vivimos. Por favor si me traen trabajo “pagado”, paciencia, perdón y buena voluntad para limpiar la basura que no he terminado de sacar.

Gracias a Dios por venir a adorar al Niño Dios, díganle, de mi parte, que mi corazón es su cunita.

Dios los bendice, viajen en sus brazos.

Juan Manuel

PD: Amarren los camellos y el elefante del árbol de mango, porque el de ciruelo no está muy fuerte

Ya no había globos en la plaza todos se fueron a volar, así que encendí un poco de fuego y le extendí la carta encima. Así empezó a flotar hacia el cielo