En el bosque de la vida se necesitan de los senderos o caminos para transitar de un lado al otro. Las palabras en la oración hacen el sendero que va al fondo de corazón y traen todas esas provisiones que sólo habitan en lo más íntimo de nuestra intimidad. El sendero de las palabras recorre desde nuestra confusa atención hasta el origen de nuestro espíritu, donde recibimos la conciencia de bendición y el arropo amorosos del Padre Nuestro. Este sendero pasa por la finca de nuestro corazón, con su huerta y los frutos que entregamos- Así llega a la ciudad de nuestros pensamientos y sentimientos, donde desfilan órdenes y conceptos que hacen colonia, rumbo y camino.
En esa ciudad la imaginación es donde las emociones y las razones proyectan un mundo posible y rico en memoria. Nuestras sensaciones y razones dibujan en la imaginación un orden en la naturaleza y las ideas brotan y plantean tantas encrucijadas, como confusiones.
El sendero que crean las palabras sin oración, sólo se queda en la superficie de la conciencia, en la capa mediocre de la vida: ni infierno, ni gloria. Sólo el tránsito de vida hacia ningún lado y sin ningún sentido. Cuando hacemos oración, guiamos a las palabras para que se adentren en la intimidad de lo más intimo, para que lleguen hasta la gruta y templo de nuestro corazón, en los límites de nuestro espíritu y alma, donde esta el manantial de amor que alimenta nuestra vida, donde Dios rebela su presencia paternal y prudente, de forma suave y casi como el susurro de la brisa, por respeto a nuestra libertad. Ahí las palabras recogen el origen, el mapa del camino y el destino de nuestra vida. Así llevan los colores y las expresiones de amor del espíritu y el alma a nuestra conciencia.
En la oración las palabras traen el amor a nuestros hechos y limpian de desviaciones y desfiguros nuestra imaginación, perdonan nuestras acciones, nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones. Con la oración en el retiro hacia la gruta, se oye el canto de los peregrinos trayendo la buena noticia y los arrieros silbando las melodías de la felicidad eterna. Las almas en la oración contemplan el amor de Dios, miran el amor de Dios y se miran en el amor de Dios, descubriéndose a imagen y semejanza. El camino de la oración tiene una entrada que dice “Padre Nuestro”.
Evento opcional en los retiros de 1 día e incluido en los retiros de 3 días de Misión de Amor