La esperanza

Hoy quiero perdonar a nuestros hijos por aquellos momentos en que no han querido escucharnos.

Los pasos para recibir un milagro son:

1. Despierte la esperanza que está dormida en su vida. Usted necesita irse a la recámara donde está dormida «esperanza» y decirle «¡hey Espe! Levántese de ahí, mi amor, que usted y yo tenemos que ir a conquistar una tierra que el Señor nos ha prometido». Hay que despertar la esperanza en nuestras vidas. Hay gente que vive toda su vida sin esperanza; no saben que les va a traer el mañana, están temerosos del mañana. Dios dice que Él quiere que usted viva con esperanza. Crea que Dios quiere hacer un milagro. Yo no sé de donde vino esa mentalidad de decir, «no, es que yo no merezco nada. Soy un gusano de Jacob, Dios a mí no me quiere dar nada».

¡Quítese esa mentalidad en el nombre de Jesús! Empiece a decirse al espejo, «yo soy hijo del Altísimo Dios de los cielos. Yo tengo toda dádiva y todo don perfecto. Mi Padre es el dueño de todo el oro, de toda la plata. Él tiene todas las cosas bajo control. Yo soy su hijo y voy a recibir departe de Él». Despierte, sacuda, vista la esperanza que hay en usted y empiece a caminar con ella.

Esos muros que están frente a usted, pronto van a ser derribados. Si usted solo ve el muro, nunca va a poder ver su milagro. Deje de ver el muro y empiece a ver al Dios que derrumba muros, el Dios de gloria y victoria. Empiece a ver con los ojos de su espíritu. Empiece a ver a su familia restaurada, a sus hijos graduándose de la universidad y siendo exitosos. ¡Vea los muros derribados! La Biblia dice en Jeremías 29, «Yo conozco los planes que tengo para ti, dice el Señor». Dios tiene planes para nosotros. Dios piensa en nosotros. ¿Sabía usted que Dios está pensando en usted ahora mismo? Dice la Biblia que Dios tiene pensamientos de paz y no de mal, para darle un futuro y una esperanza. Hay una esperanza, una gloria, una victoria, un milagro esperando por usted.

Tenemos un Dios de milagros. Servimos a un Dios de milagros. La Biblia dice que Dios es el mismo ayer, hoy y por siempre. Por lo tanto, si ayer hizo milagros, hoy también está haciendo milagros y siempre seguirá haciendo milagros.

Si usted permite que su fe crezca, usted va a empezar a ver milagros que lo van a sorprender. En el escrito anterior, empecé hablándole a usted acerca de los pasos, los ingredientes para recibir un milagro. 1. Despertar la esperanza.

Escuchar una palabra de Dios. Para recibir un milagro, usted y yo necesitamos oir una palabra de Dios. Dice la Biblia que la fe viene por el oír, por el oír la palabra de Dios. Por lo tanto, mientras usted más se exponga a escuchar la palabra de Dios, más va a crecer su fe dentro de su corazón. Es por eso que he estado enseñando acerca de tener fe. “Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se vé” –declara la palabra de Dios.

Usted necesita tener una palabra de Dios. En Josue 6:2, Dios le dice al pueblo de Israel, “Yo les he entregado la ciudad” y Dios lo dice de tal manera, que parece ser ya un hecho. Lo único que tenían que hacer los Israelitas era caminar creyendo, confiando que la palabra que Dios les había dado era una palabra cierta. Cuando Dios le habla a usted y le dice, “yo voy a sanar su enfermedad”, usted puede caminar con la seguridad de que Dios nunca miente. Dice la Biblia que “Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”. Lo que El ha dicho lo va a cumplir. Lo que El empezó, lo va a terminar; lo que El prometió, lo va a cumplir. Dios es un Dios que constantemente está hablando.

Usted y yo necesitamos entender esto. Y quizás usted se pregunte, ¿cómo recibo una palabra de Dios? ¿Cómo sé si Dios me está hablando a mí o no? Es muy sencillo. Usted y yo, muchas veces, lo único que necesitamos hacer es sintonizar el canal correcto para poder escuchar la voz de Dios.

El problema es que muchas veces tenemos nuestro sintonizador en cualquier otro canal. Estamos escuchando la opinión de éste, la opinión de aquella, leyendo la opinión del otro, viendo en la televisión la opinión de los demás, pero usted y yo muchas veces tenemos que apagar esas otras voces y solamente escuchar la voz del Espíritu Santo. ¿Y cómo lo hacemos? Sintonizando su palabra. Cuando usted y yo nos metemos en su palabra, El nos va a hablar. Cuando usted y yo apagamos muchas de las otras voces que están hablando, podemos entonces escuchar la voz del Espíritu Santo. Es cuestión de sintonizar el canal correcto, la voz del Espíritu Santo y escuchar atentamente.

Algunos de ustedes, en este mismo momento ya escucharon una voz por parte de Dios, ya escucharon una palabra de parte del Señor. Dios puede hablarle a usted a través de una letra de una canción, a través de una oración. Dios siempre está hablando y lo hace de muchas diferentes maneras. Lo que tenemos que hacer usted y yo es sintonizar la voz de Dios y una vez que tengamos nuestra palabra, meter esa palabra en nuestro espíritu y que nadie nos la robe; creer con toda esperanza que Dios va a cumplir esa palabra. Dios es el que tiene la última palabra. Usted necesita una palabra de Dios que pueda agarrar, que pueda meter dentro de su espíritu, que la pueda masticar y digerir.

Usted, para poder recibir un milagro, necesita tener una palabra de Dios. Por eso, lo felicito por leer este escrito. El hecho de que usted lo esté haciendo significa que usted tiene hambre de Dios, y qué bueno porque la Biblia dice que los que tienen hambre y sed serán saciados. Si usted tiene ganas de oir, ¡Dios le va a hablar a usted!

PADRE EUGENIO
domingo.osb@hotmail.com