Se ha extendido la costumbre de pensar que las crisis de la pareja sólo afectan a la pareja, pero en realidad afectan a toda la familia, comenzando por los hijos. En una separación y en un divorcio los hijos son separados y divorciados, la diferencia es que sólo reciben los efectos y difícilmente pueden luchar por el matrimonio de sus papás que son su familia.
Esa herencia de falta de Amor se extiende y la lección es: que el Amor es pasajero, dejando de ser un apoyo para tomar decisiones.
Tantas veces los hijos son usados como proyectiles para pedir o resolver una situación de familia. Les enseñamos a quienes más amamos que si nos aman no pueden estar contra nosotros y deben de defendernos apoyando nuestras decisiones. Pero en la realidad no hemos sabido como orientar con el Amor el conflicto, ni hemos aprovechado la crisis para salir más fortalecidos , encontrar la bendición y levantarnos para vivir el camino, la verdad y a vida.
Podemos escuchar muchas razones que son válidas. Podemos sentir tener emociones y lesiones en el cuerpo dolorosas, caminando hacia la separación y la conveniencia. Pero el espíritu orienta el rumbo hacia el Amor. Mirar con la misericordia y la guía del Amor es la orientación familiar para iluminar la razón, las emociones, las sensaciones y las relaciones.
La orientación familiar desde el Amor es nuestra propuesta y lo mejor, sabemos que funciona como Dios Manda. Y el mapa para resolverlo está en el evangelio.
