Mira tu expresión en el espejo

Hoy Sonreiré a todos los niños que encuentre.

Los juicios, las condenas, la salvación, el perdón, la compasión, el amor, la paz y la libertad que buscamos fuera de nosotros está dentro de nosotros, es como mirar tu expresión en el espejo.

Alma mía tomar conciencia de que Dios está en tu alrededor, en tu prójimo también significa tomar conciencia de que Dios está en ti, empujándole suavemente al amor, la verdad y la libertad, llevándote con su Espíritu Santo a que reconozcas que eres un amor, libre y con la paz.

El contemplarlo es aceptar su presencia, es mirarlo y mirarte mirándolo, mirarte en Él y mirarlo en ti. Contemplar que tu eres la expresión de su amor y Él es la expresión de tu amor. Yo soy vid y ustedes el sarmiento. Que bella y sencilla expresión para entender que somos su expresión viva, esta es la buena noticia que nos regala nuestro Señor Jesucristo que nos muestra la donación de sus gracias y dones a través de nosotros.

Al descubrirte alma mía amado por el Señor y presente en la conciencia del Señor, me permite ser honesto conmigo mismo y descubrir las sombras que interrumpen ese amor, paz y libertad tan deseada que hemos pensado que la tenemos que adquirir pero en realidad es parte de nuestra propia esencia en nuestra existencia.

Alma mía deja de mirarte separado de su gracia y del gozo del cielo, tus juicios te separan del rumbo que desde el fondo de tu alma buscas. Deja de buscar el ánimo en poseer la tierra y concéntrate en ser amor, paz y libertad en la tierra. El conflicto está precisamente en que nos miramos separados de lo que está unido en lo más profundo y en lo más alto de nuestra existencia.

El conflicto muestra que tienes reprimida la paz, el amor y la libertad; dones que buscan expresarse pero que en la construcción de la máscara con que nos relacionamos hemos distorsionado su presencia. Hemos creído que tener o dar un regalo es amar, pero amar es el milagro que te impulsa a sacrificar y compartirte en expresiones vivas como un regalo. Es como quien está ante una imagen que representa a un Santo o incluso ante un Crucifijo, que dejamos de ver el milagro para concentrarnos en la obra humana que lo construyó. Creemos que la imagen es la milagrosa, pero es el Señor quien entrega sus milagros y siempre te escucha.

Las imágenes son importantes cuando proyectan tu conciencia, así un crucifijo es importante cuando proyecta el amor del Señor en tu conciencia, el amor que te encarna y le da vida a tu alma, el amor del Espíritu Santo que le habla directamente a tu espíritu. Amor siempre presente. De la misma forma proyectamos en las cosas y las personas el significado que hemos creado en nuestra conciencia y lo hemos nombrado bueno o malo, conveniente o inconveniente, alegre o triste, en paz o en conflicto, valioso o devaluarse.

No hay nada ni nadie que pueda devaluar la expresión del amor de Dios, nada ni nadie quitara la dignidad que el Señor te ha concedido, la paz, el amor y la libertad con que te ha creado. Ningún prójimo puede apartar de ti lo que es esencialmente tuyo, como lo es en él. Entonces cuando escuches en tu conciencia que hay sombra y condena, mira que no está expresando lo que realmente es, es una interpretación, un juicio o una condena que viene de la sombra, del dolor y la represión que se formó al construir la mascara con la que te presentas ante los demás lo que “debo ser”.

Ahora alma mía toma conciencia del amor, la paz y el amor del Señor en ti y en todo lo que te rodea y en todos quienes te rodean, camina este día descubriendo el amor de Dios sobre todas las cosas y en tu prójimo como en ti misma. ¿Hay algo más que descubrir el amor? ¿no es acaso esta conciencia la que te devolverá la vida de paz y la libertad?

Mírate en la Palabra de Dios

Juan 15:9-11

Jesús dijo a sus discípulos: «Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa».

Conversación

Sin olvidar que estás en la Presencia de Dios, imagina a Jesús mismo, de pie o sentado a tu lado, dile todo lo que está en ti mente, y en tu corazón, tal como se le habla al mejor amigo.

Conclusión

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Amen

(RDP)