Señor, en esta crisis donde siento que me hundo, estás conmigo y tratas de despertarme a tu Amor. Nunca me has abandonado. Padre Nuestro tu nunca abandonas a tus hijos y los protege, alimenta, cobija y guía con su presencia.
Perdona que te niegue cuando siento que la barca se mueve en la tormenta. Estás con nosotros como Hijo y Espíritu Santo. En Jesucristo te unes a nuestra humanidad, a las carencias y dolencias. A la incomprensión y el egoísmo.
Te encarnas en los sacramentos para que nuestra debilidad tenga la fuerza de tu cuerpo. Nos haces uno en ti con el Bautizo, nos compartes tu sumo sacerdocio, las palabras del Padre en nuestra mente y corazón, para que compartamos tu amor. Nos entregas tu Reino adoptándonos como tus hijos y cuerpo de tu creación. En nombre de Jesucristo te pido que me ayudes a adoptarte como mi Padre y mi Dios, aceptando cada día la bendición de mi bautizo.
En nombre de Jesucristo, tu presencia en la humanidad, la bendición que nos enseñó a llamarte Padre Nuestro, te pido que, con tu Espíritu Santo, inflames mi corazón de tu Amor, para iluminar todo temor y expulsar toda maldad que cruce en el camino.
Señor, en nombre de Jesucristo te pido que sanes las debilidades, contrariedades, dolencias y ofensas que cultivo y entrego a mi prójimo como ofensas o deudas. Creo, pero aumenta mi fe.
Ayúdame Señor a bendecir con tu perdón las ofensas o deudas que me entrega mi prójimo. Quiero entregarlas a tu misericordia para que las transformes con tu Amor. Quiero bendecirlas y dejar de hacerlas un motivo de separación con mi prójimo. Ayúdame a levantarlo de su caída, de la tentación, de la parálisis. Ayúdale a sanar de la ceguera, la lepra, el odio, egoísmo o cualquier enfermedad, dolencia o carencia, que lo hace vomitar ofensas y lo debilitan en el Amor. En ti Señor todo lo tiene, todo lo podemos. Te lo pido en nombre de Jesucristo: tu caridad hecha humanidad para que la humanidad sea tu caridad.
Mi egoísmo es motivo de pecado, pues me separo de tu deseo de Amar. Sabes que equivocamos el camino, te negamos y contrariamos tu voluntad. Me enfermo de egoísmo y me alimento de la basura del rencor y el resentimiento. Desde mi egoísmo surgen todas las bajezas terrenales y temporales de vanidad, soberbia, lujuria, avaricia, gula, ira, envidia y todas aquellas acciones de palabra, obra u omisión que niegan el Amor. Por eso quiero confesarme,. Tu lo sabes todo Señor. Y esperas que nos reconciliemos contigo confesándote nuestros pecados para darnos la absolución.
¿Por que tengo miedo? si eres el Señor y creador de lo visible e invisible y tu misericordia es mayor que nuestra miseria. Eres el Amor que ordena la creación. Hoy me propongo llegar hasta el sacramento de la confesión y en el camino te invocaré diciendo a cada momento: “Padre, Nuestro”
“Padre Nuestro”, especialmente cuando sienta miedo, mire mi egoísmo o descubra el rencor.
“Padre Nuestro” Quiero sentir en ti la herencia de ser “Hijos y Hermanos”
Aunque la barca se mueva en la tormenta, y parece que se hunde, que tu Espíritu Santo me recuerde la presencia de Cristo que dice “Padre Nuestro”. Te lo pido en Nombre de Jesucristo, tu Hijo, que con el Espíritu Santo son un sólo Dios, un sólo Señor, en la tierra y el cielo, lo visible e invisible. Por los siglos de los siglos. Amén
Relato del Evangelio según San Mateo (8,23-27.)
Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.
Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!».
El les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma.
Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?