Tengo miedo

Hoy haré un ejercicio espiritual.

Alma mía, parece que la obscuridad se apodera de la vida y el rumbo se desvanece, aunque el día está luminoso sientes que recorres un camino de muerte. El temor es la inspiración de tus palabras ¿será acaso que has dejado de sentirte apoyada por el amor?

Detente un momento en tu loca carrera por huir del temor y gritar a los cuatro vientos las razones del miedo. Mira a la puerta de tu conciencia, corre hacia ella y ábrela, verás a Jesús que se detiene y toca, esperando que le abras. La luz ha llegado a tu conciencia, no la pondrías bajo la mesa o la encerrarías en una maceta. La luz la pondrías sobre la mesa, en un candelero para que iluminara tu obscuridad. Alma mía, ábrele a puerta al Señor y deja que te ilumine, que te aclare las sombras de tus temores.

Si tienes oídos escucha, si tienes luz, ilumina, si tienes el amor ama. Pues añorar lo que no tienes, inmoviliza las bendiciones que has recibido: Tu libertad, tu paz, tu amor, tu capacidad de perdonar y salvar al mundo de la condena, pues nuestro Señor está contigo. Nada te turbe, ni te espante, el Señor está contigo.

Alma mía, mira que en ti abundan las bendiciones, eres una semilla de amor sembrada por el Padre Nuestro en esta tierra para dar frutos en abundancia, tienes la presencia de nuestro Señor Jesucristo para acompañarte en cada instante de tu vida y el Espíritu Santo para consolar y guiar tus pasos. Tienes al Señor en Sanísima Trinidad y divina providencia impulsando tu vida, sólo falta que tú abras tu conciencia a su presencia, en ti, como en tu prójimo y en la creación que te abraza con todo el universo.

Si tu miras la ausencia del Señor en las personas, afirmaras que el señor está ausente en ti, si tu afirmas el amor el amor se mostrará en tu conciencia. Con la medida que miras serás medido. Deja de juzgar por temor y salva por amor, así dejaras los juicios que te condenan y salvarás la vida, a tu prójimo y a ti mismo con el amor.

Con la oscuridad no se produce la luz, con el temor no se alcanza el temor, por eso acepta la luz y el amor que son en verdad, tu camino y vida, deja que se multipliquen entregando, compartiendo el río de amor que fluye en el templo de tu conciencia y verás la luz del amor extenderse en todo y todos los que te rodean, mirarás que realmente has venido a entregar esa buena noticia del amor sosteniendo y expresándose a través de nosotros. Has de la oración un dialogo tierno y cercano con el Señor; de la meditación un camino al presente; del perdón la liberación de juicio y condena; contémplate en el amor mírate en él, míralo en ti, míralo en tu prójimo. Alma mía, eres amor del Señor, tanto como el prójimo.

Marcos 4:21-25

Jesús les dijo también: «Cuando llega la luz, ¿debemos ponerla bajo un macetero o debajo de la cama? ¿No la pondremos más bien sobre el candelero? No hay cosa secreta que no deba ser descubierta; y si algo ha sido ocultado, será sacado a la luz. El que tenga oídos para escuchar, que escuche». Les dijo también: «Presten atención a lo que escuchan. La medida con que ustedes midan, se usará para medir lo que reciban, y se les dará mucho más todavía. Sépanlo bien: al que produce se le dará más, y al que no produce se le quitará incluso lo que tiene».

(RDP)