Margarita María: «Que el Sagrado Corazón logre en ti todos sus designios y que Él sea tu fortaleza, para que tu puedas con valentía cargar el peso de tus responsabilidades.»
Sagrado Corazón, la más amorosa fortaleza
Acto de Contrición
¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndonos perdón de nuestra culpa e implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestros pobre corazón. Amén.
I En nada se conoce tanto la profunda miseria del hombre como en su debilidad. Nuestra alma ha quedado, después de la culpa original, débil y frágil; necesita una fuerza superior que la sostenga. Por eso debemos acudir a buscar la fortaleza en el Sagrado Corazón de Jesús.
Allí fueron a buscarla los santos y por el obrar de la gracia se transformaron en fuertes y obraron maravillas.
¡Alma mía! Nada hicieron ellos que no lo puedas tú, si te procuras los mismos auxilios.
¿Dónde se hallan estos? Acude al Sagrado Corazón.
Medítese unos minutos
II Eres débil alma mía; por eso son frecuentes tus caídas y tropiezos.
Acude, alma mía, a Dios, tu poderos auxilio y salvador y así sentirás agilidad, facilidad para todo obra buena, y para todo costoso sacrificio.
Dadme la mano, Señor, como la disteis a Santa Magdalena, a San Pablo, a San Agustín y a tantos otros.
¿Qué no podrá el más débil si Vos le fortalecéis? Hacedme fuerte con Vos, para con Vos reinar eternamente victorioso.