La ley de los hombres busca proteger a las víctimas y castigar al culpable. En la justicia del Amor, se busca la libertad que fue entregada a cada ser humano y la libertad es la responsabilidad de decidir por un bien superior. ¿Cuál bien es mayor que el amor? ¿Cuál gozo mayor que ejercerlo amando a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos?.
La ley del hombre se interpreta en los tribunales, la Ley de Dios, la del Amor, se vive en la conciencia. Hay de nosotros si ante los ojos de los hombres nos convertimos en víctimas o esclavo del hermano o lo hacemos con nuestro hermano, para obtener ventaja de la ley. Pues nos echaremos el yugo del temor y la justificación.
En la conciencia no pueden convivir la libertad y la esclavitud, el amor y el temor, de la misma manera que la sombra no puede existir en la luz. En la conciencia lo que es sí, es si y lo que es no, es No. Nunca podremos ocultarnos de nosotros mismos, ni en el juicio final, cuando el amor pregunta ¿Cuánto amaste?
En nosotros está enriquecer la justicia de los hombres con el amor y la libertad que hemos recibido de Dios, Dios es Amor. El Amor es nuestro origen, es nuestro camino y nuestro destino. Pues amor es lo que somos y es lo que en verdad podemos dar. De tal forma que si pretendes la libertad, mírate con el amor de Dios en tu vida: Responsable de tus actos. Y mira a tu hermano también libre y responsable de sus actos, por la gracia del amor de Dios.
¿Cuál será el gozo del cielo? ¿Culpar? ¿Perdonar? Al perdonar decides por un bien superior y recobras tu libertad, con la bendición del perdón que Dios te ha dado, para que perdones los errores, los de tu hermano y los tuyos. Perdonar es transformar en bendición, con el amor, con la caridad: El amor expresado en humanidad. Amor y caridad son diferentes palabras iguales en la conciencia. La caridad es la riqueza que podemos aportar como humanidad para la justicia de la ley de los hombres.
Querido Dios:
Te agradezco por el amor y la misericordia que nos has mostrado a través de tu hijo Jesucristo. Ayúdame a comprender que la misericordia es la justicia del amor y que tu amor por nosotros siempre es incondicional.
Ayúdame a recordar que tu misericordia no significa que no habrá consecuencias por nuestras acciones, sino que tu amor y compasión nos acompañan en todo momento, incluso en los momentos más difíciles. Ayúdame a ver a los demás a través de tus ojos y a mostrar misericordia y compasión hacia ellos.
Te pido que me ayudes a ser un reflejo de tu amor y misericordia en el mundo. Ayúdame a perdonar y amar incluso a aquellos que me han herido, y a buscar la reconciliación y la compasión en lugar de la venganza y el juicio.
Te pido que me ayudes a entender y vivir la verdad de que solo el amor es justo. Ayúdame a dejar de lado la ira, el resentimiento y el juicio, y a cultivar en su lugar el amor, la compasión y la empatía.
Ayúdame a recordar que todas las personas merecen amor y respeto, independientemente de sus acciones o circunstancias. Ayúdame a reconocer la humanidad en cada persona y a tratar a los demás con la bondad y el respeto que merecen.
Te pido que me des la fortaleza para perdonar y dejar ir el rencor, y para encontrar el amor incluso en las situaciones más difíciles. Que pueda ver más allá de las diferencias superficiales y encontrar la unidad en nuestra humanidad compartida.
Gracias por tu amor y tu guía en este camino. Que pueda vivir en la verdad de que solo el amor es justo y encontrar la paz y la armonía en todas mis relaciones.
Gracias por tu amor y tu misericordia sin fin. Que pueda ser un canal de tu amor y compasión en el mundo y que pueda vivir en la verdad de que la misericordia es la justicia del amor.
Amén.