- Frutos de un día de retiro, sábado 16 oct.
Con el ángelus listos para salir, se me va haciendo familiar y la lectura del evangelio del domingo , después las indicaciones de la ruta a seguir y el sitio al que llegaremos. Desde hace tiempo y con la expectación de lo que vendría, siempre he pensado que hay señales que Dios envía, pero hay que estar atentos.
Salimos hacia el río a pescar meditando en la frase del evangelio “hazme justicia contra mis adversarios”. Llevábamos lo necesario: anzuelos, una pala , hilo de pescar y nuestro paso lento, meditando en lo que la oración nos quería decir. Primero pensaba que un adversario es un enemigo, alguien que me quiere hacer daño intencionalmente, me imaginé en una guerra y no, eso no era lo que en este momento había en mi vida. Después pensé en alguien malvado que me quisiera hacer daño en mi vida y no, tampoco lo encontré. Pensé nuevamente: “estoy buscando al adversario fuera y no lo encuentro”. Luego entonces, me surgió una pregunta ¿será acaso que el adversario está dentro de mi? Y me sobresalto ese pensamiento, para ser honesta no quería ver que, a veces en mi vida, yo misma me he puesto limitaciones y obstáculos por miedo. Mmm miedo ¡si eso es! El miedo es un adversario que me paraliza y me deja dudas y dejo crecer. Me sentí aliviada de cierta forma, porque había encontrado el tan buscado adversario. Sólo puedes pelearte contra tu adversario si es que lo reconoces. Estoy cierta que puedes vencer, cuando sabes, a lo que te enfrentas.
“Hazme justicia contra mis adversarios” decía la oración,¿ mis adversarios? Mmm , son varios, pensé: flojera, apatía, inseguridad, desconfianza. Eran otros 4 que encontré en mi caso ¡ vaya si que tenía adversarios! ¡y yo creía que no! así que la frase comenzó a tener un sentido real en mi vida: “Hazme justicia contra mis adversarios”. Me encontré repitiendo una y otra y otra vez sin cesar, podría decir que sin pensar, sólo pidiendo y caminando, paso a paso, sintiendo esa frase combinada con un paso lento como tomaba dimensión en mi vida.
Llegamos al lugar designado. Pero primero había que buscar lombrices, que serían la carnada de nuestra pesca del día. Pensé ¿dónde encontraré lombrices aquí? Pregunte a una chica que estaba en el grupo, porque ella era del lugar y me dijo “en lugares húmedos ahí les gusta estar”. Así que me puse a escarbar un hoyo para encontrar lombrices y nada. Pensaba en la mujer del evangelio, en su insistencia, y me decidí a encontrar por lo menos una lombriz, aunque no me alcanzara el tiempo de pescar. Observé y busque otro lugar más húmedo, escarbé y por fin. Me sentí contenta de haber insistido y pensé, el que persevera alcanza. Además me dio tiempo de echar mi anzuelo al río, veía los peces comer mi carnada, pero no pesqué nada. No importó, yo repetía la oración “hazme justicia contra mis adversarios” así ,mientras el anzuelo jugaba con el correr del río, el tiempo terminó y volvimos al lugar de partida.
Pienso que los adversarios más peligrosos, son los que no puedo o no quiero ver en mi vida . Volví a repetir la oración, “Hazme justicia contra mis adversarios”, pensé en lo que es “ser justo”- Creo que “ser justo” es tener el valor de enfrentar con responsabilidad las consecuencias de mis actos.
“Hazme justicia contra mis adversarios”, pedir justicia es pedir el valor de enfrentarse, uno mismo, a esos adversarios internos que no nos permiten ver lo hermoso de la vida. Le pedimos a Dios nos haga justicia contra nuestros adversarios. pero ¿ estamos dispuestos a recibir la justicia de Dios en nuestras vidas? cuando el adversario somos nosotros mismos, con dudas, temores, resentimientos, incongruencias, falta de interés y todos cuantos adversarios habiten en nuestro ser. Es tiempo de reflexionar y hacer algo con esos adversarios. Pensé, a partir de hoy no son desconocidos para mi y tengo la certeza que no estoy sola para vencerlos y de nuevo la oración “Hazme justicia contra mis adversarios” , me dejó con la certeza de poder vencer- No tengo miedo, me siento fortalecida porque papá Dios está conmigo.
Maru Barajas