Alma mía la felicidad es el ánimo brillando, es el alma iluminada por el Espíritu Santo, es el gozo del cielo en la tierra. Al amar descubres la felicidad verdadera, es diferente a la emoción de sentirse alegre, de mirarse satisfecho por muchas razones, diferente de la experiencia de explosión en una relación corporal o la alegría que te transmite la gente que te rodea.
El gozo y la paz, son frutos del Espíritu Santo, al sentirte parte de Dios y a Dios parte tuya te afianzas contra las turbaciones y temores, mientras que sentirte parte de las cosas y las cosas parte tuya causa mil inquietudes y mil preocupaciones. Quien posee a Dios no se inquieta por nada, porque Dios lo es todo para él, y todo lo demás solo vale en relación con Él y según Él lo disponga.
Ninguno de los bienes terrenos te puede satisfacer ni contentar plenamente. Vacía el mar y a continuación, echa en él una gota de agua: ¿llenaría este vacío inmenso? El gozo que buscas alma mía sólo lo puedes satisfacer tu conciencia del Espíritu de Dios. La paz hace que Dios reine en ti alma mía y solamente Él es el dueño del espíritu. La paz te mantiene el espíritu en la perfecta dependencia de Dios. Por la gracia santificante, Dios se hace en ti alma mía como una fortaleza donde habita. Por la paz se apodera de todas las facultades, fortificándolas tan poderosamente que no podrás volver a turbarte. Deja que Dios ocupe todo el interior. Por eso los santos están tan unidos a Dios lo mismo en la oración que en la acción y los acontecimientos más desagradables no los consiguen turbar.
Al amar descubres que la vida viene de lo profundo de tu esencia, de tu espíritu, es el ánimo y el espíritu que te mueve y conmueve a mostrarte como ser humano, como expresión viva del amor. Amar parece ser un estado alterado de conciencia, una embriagues de los sentidos una exaltación de las emociones, una hipersensibilidad de los sentidos y una contemplación con quienes te rodean y el universo que habitas.
El Gozo en la razón
SI descubres la alegría en tus razones descubrirás las satisfacciones de mirar que todo engarza y se acomoda de acuerdo a tus pensamientos, pero en ello no está el gozo verdadero, pues descubres el origen de las razones en ti, ocultando que el origen de ti es el Amor, es el mismo Dios.
El Gozo en la emoción
Si sientes la felicidad en tus emociones, descubrirás brillos, colores, sabores y cariño, una sensación de que es eso lo que buscas, pero en la intuición de tus emociones no está el gozo. Pues cuando el amor se manifiesta en tu conciencia tus emociones, entonces habitas el instante donde vives y percibirás la plenitud del cielo y experimentarás el gozo de la presencia de Nuestro Padre en tu esencia.
El Gozo en el Cuerpo
Si tu cuerpo explota en sensaciones agradables, sorprendentes y hermosas. Podrás sentir que el gusto por repetir la sensación vale la pena, pero será efímero, desaparecerá tan rápidos como apareció. El cuerpo guiado por el amor sirve para salvar al otro, lo conmueve, sana y lo recibe para llevarlo. El cuerpo guiado por el amor tiene entrega, sacrificio, pasión, negación, fortaleza, ánimo, perdón, pero sabe que no es de este mundo, que el cuerpo es solo un nido pasajero del alma, que ha de resucitar en su verdadera casa. El cuerpo en el amor es sólo un instrumento para descubrir el gozo de bendecir el mundo en el amor.
El Amor al amar
Alma mía que Importante es amar lo que haces. Amar a Dios, al prójimo y a quién eres. Descubrir el amor que Dios nos da. Cierra la puerta y sepárate del ruido por unos minutos y encuentra la presencia de Dios en tu espíritu, llámalo a tu conciencia. Descubre que el vacío en tu corazón es la ausencia de su Presencia.
Alma mía recuerda que eres responsable de señalarle a la conciencia la dirección que descubra lo que realmente soy. Además el Señor está presente en esta conversación, desde nuestro espíritu aguarda que le demos un lugar en nuestra conciencia, que le demos un lugar al Amor.
Alma mía toma mí conciencia por un momento
Señor eres el Amor, por eso el amor es mi origen y se descubre en el aire que respiro, cada molécula de mi cuerpo y en el fondo de mi conciencia. Quiero descubrir tu altura Señor en el fondo de mi conciencia. Ponerte en el inicio, el camino y el rumbo, en el mejor lugar; sobre todas las cosas; sobre todas mis preocupaciones; sobre los rencores y resentimiento que oscurecen y perturban mi corazón.
Quiero mantener este dialogo contigo, esta oración. Quiero tener siempre a la mano una oración de amor hacia ti y hacer que el verbo amar se encarné en mi vida, sea parte de mi conciencia, la más importante de todas. Quiero sentir que el amor es precisamente la dirección que necesito para vivir mi vida.
He dejado que el egoísmo domine mi mente, domine sobre la humildad del amor. Por eso me retiro, me doy un tiempo para enfocarme en ti mi Señor Dios, no como una gracia que yo te hago, si no como muestra del hambre que tengo de descubrirte. De descubrir el amor que vive en mí.
Quiero aceptar la invitación de recibir a Cristo en quien sufre, invitarle una torta invitando a quién no puedo pagarla. Quiero recibir a Cristo precisamente en mi pareja que este momento no sabe cómo vivir el amor. Quiero recibirte en mis padres que viven separados y no saben cómo expresar el amor. Quiero recibirte en mis hijos dándoles mis caricias, ternura, comprensión y guíaen el amor; entregándoles la riqueza del amor que también está en ellos, pues tu estás en todos. Quiero encontrar esa caridad de la vida en el amor en el pobre que no reconoce la riqueza de tu amor Señor, yo también soy ese pobre y hambriento de ti mi Señor. Amen
Amar es un árbol con raíces amargas y dolorosas y frutos dulces, aun el mismo árbol no produce frutos para satisfacerse, sino para compartirlos.
(RDP)