Introducción
- A continuación encontrarás el rosario para los difuntos para cada día de la semana
La alegría de la Madre es mirar a sus hijos unidos en el Amor y ser consuelo e intercesión por los hermanos. Nuestra Santísima Madre ruega con nosotros al Padre Nuestro, con su Hijo y el Espíritu Santo, ahora y en la hora de la muerte.
Al invocarla, en el Santo Rosario, intercede por nuestros difuntos para que alcancen el Descanso eterno y la luz perpetua en el cielo que nos tiene prometido nuestro Señor.Al orar, dialoga y descansa en la Paz y el Gozo de la presencia de nuestro Señor, pues esta presente cuando dos o más se reúnan en su nombre.
Para ofrecer este Santo Rosario, deja que el perdón limpie errores, rencores, deudas y separación. Escucha a nuestra Madre del Cielo, nos hizo hermanos en Cristo y nos pide, como en las Bodas de Caná: «..hagan todo lo que Él les mande.» (Jn 2,5)
Dios te Bendice, acúnate en los brazos de Jesús y de María.
Juan Manuel D’Acosta L.
«Todos somos familia en Misión de Amor»
Consejero Terapeuta en Misión de Amor
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Todos: En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de Tu amor; envía Señor Tu Espíritu y todo será creado…
Todos: y se renovará la faz de la tierra.
¡Oh Dios! Que iluminas los corazones de Tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a Tu Espíritu para gustar siempre del bien y gozar de Tus consuelos, por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
Abre Señor nuestros labios, para alabar y bendecir tu Santísimo Nombre y el de la purísima Virgen María. Purifica nuestro corazón de todos los pensamientos malos, vanos e impertinentes, ilustra nuestro entendimiento e inflama nuestra voluntad, para que digna, atenta y devotamente, recemos el Santo Rosario y merezcamos ser oídos ante tu Divina Majestad, por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos: Amén.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos del mundo; en reparación por todos los ultrajes, con que Él mismo es ofendido y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón y por la intercesión del Corazón Inmaculado de nuestra Madre Santísima, te pedimos la conversión de los pobres pecadores.
Dios mío yo creo, adoro, espero y te amo; te pido perdón por todos los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman. (se repite 3 veces)