El rosario es una expresión de amor de la iglesia

Hoy escucharé con atención lo que otros me digan, aunque tenga otras cosas o no me interese.

El rosario es una celebración comunitaria de la iglesia, donde encarnamos al espíritu Santo, pues se une el Padre Nuestro con la Santísima Virgen María.

  • Deja que el Espíritu Santo ilumine tu espíritu, tu Amor, pues el Amor de Dios es el Espíritu Santo y el Amor de Dios está en nosotros, como también nosotros estamos en el Amor de Dios.
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Con el rosario unimos nuestro amor temporal al Amor universal, eterno y perfecto. Pues si en el tiempo está la eternidad y en la eternidad está el tiempo, siempre tendremos la eternidad en un instante del tiempo, que mejor que vivir el tiempo en la eternidad. De la misma forma, Dios es Amor, es eterno y perfecto, somos expresión de su Amor, es la fuente del Amor pleno y eterno y en el tiempo está la eternidad y en cada instante del tiempo está la plenitud del Amor. Y el Espíritu Santo es el Amor del Padre Nuestro en Cristo. Es el Amor que une a Cristo con la humanidad de la Santísima Virgen María, y con ella Cristo une a la humanidad en el Amor del Espíritu Santo del Padre Nuestro, de todo lo visible e invisible, Padre de Nuestra humanidad.

El rosario es una expresión del amor humano que reconoce el Amor de Padre Nuestro unido a la humanidad con la Santísima Virgen, con la encarnación del Amor del Espíritu Santo en Cristo. En el rosario se une el amor humano y el Amor eterno. El Amor eterno vence a la muerte, es el origen, el camino y el destino del amor humano. El Amor no muere, ni se acaba. se oculta en nuestra consciencia cuando nos gobierna nuestro pensamiento y el resentimiento, el temor o el dominio de la sensualidad terrenal. Pues nuestra consciencia sin el espíritu, solo descubre las muestras temporales del Amor eterno. Antes que llegara la mente, la emoción y el cuerpo, el espíritu fue concebido. El Amor está presente en la eternidad y después de que abandonemos el tiempo.

El Amor de Dios es el Espíritu Santo y el Espíritu Santo se encarna en nuestra presencia en el tiempo. Somos expresión del Amor de Dios, somos su Amor sembrado en esta tierra para dar frutos de Amor. Acaso se siembra una semilla de manzana esperando cosechar mango. De la misma manera el Señor que nos crea y nos cria, al sembrarnos como semillas de amor espera cosechar amor. El rosario es una celebración que cultiva el Amor etreno en el amor humano.

Eres un Amor y tu vocación es amar pues tienes el Espíritu del Amor que te anima, te llama y busca expresarse en donde está presente, en este tiempo y ante culquier adversidad.

Eres un Amor, no por tus méritos, el Amor es tu origen, tu camino y tu destino. Amar es tu misión de Amor. Al Amar encarnas la voluntad del Padre Nuestro. El rosario es una celebración del Amor para Amar. Amar es unirse a la plenitud y la eternidad para compartirte, crear y criar, estar presente para hacer un nosotros con la Santísima Virgen, con lo visible e invisible, con el Padre Nuestro.

Al Amar a Dios sobre todas las cosas nos miramos en Él y a Él en nosotros, somos uno en el Amor y nos compartimos con Él y Él se comparte con nosotros, crea y cría con nosotros, está presente para ser Padre nuestro. Amar al Padre Nuestro que está presente en todas las cosas y en nuestro prójimo y en ti y en mi, Amar al Padre nuestro es reconocer el Amor que nos une, nos crea y cría, está presente en ti para que te ames y en tu prójimo para amarlo al unir y compartir, crear y criar, al estar presente en mi, como yo en mi prójimo. Pues la presencia eterna es el Amor.

La presencia eterna es el Padre Nuestro, el Padre es en el hijo y el hijo está presente en el Padre, unidos por el Espíritu Santo del Padre Nuestro en nuestro espíritu. El espiritues el Amor que nos une y nos hace presentes. En el rosario nuestro espíritu gobierna la consciencia con el ruego de nuestra madre, la Santisima Virgen. Y podemos descubrir que en el Amor estamos unimos y presentes en la crianza y la creación,

El rosario es Santo porque es la celebración del Amor vivo y en nosotros. Pues el Amor esta eternamente vivo y presente en la creación, no muere, pues si el Amor muriera, el espíritu no estaría presente. Tu eres amor del Amor. Tu projimo también es amor del Amor. Eres amor del Padre Nuestro, es amor del Padre Nuestro que siempre es presente.

Celebra con el Santo rosario el Amor. Si tu mente, tus emociones, tu cuerpo, el decir de la gente, la imaginación o los sueños te obstruyen, te muestran separado de tu projimo, complican unirte y compartirte con tu projimo, estar presente en él y tu estar presente en él. Si te cuesta trabajo dar el paso de amarlo o amarte. Celebra con el Santo rosario el Amor. Haz como en el baile, por pie firme en el Amor de Dios para dar el paso de amar a tu projimo y aceptar el amor en ti, para aceptar que eres amor encarnado y amar es lo que en verdad puedes hacer.

Al poner pie firme en el Amor de Dios aceptas a quien está en ti y que tu estás en el Amor del Padre Nuestro. Así es natural unirte en su Amor a tu projimo y a ti.

La mente no celebra el Amor eterno, pues es un instrumento del tiempo, gobierna, mide, razona, pero también juzga y separa, si la mente no tiene el gobierno de tu espíritu de Amor, condena y se pierde la libertad y sin libertad no es expresión de Amor, pues el Amor es la verdad que nos hace libres, en un juicio el Amor es misericordia y compasión. En el Santo Rosario detenemos nuestra mente con las invocaciones constantes para meditar presenciando los misterios de Jesús entre nostros.

Las emociones no celebra el Amor eterno, pues son fieles guardias de la memoria del tiempo y así como acercan, alejan. Y la experiencia en la memoria nos lleva por acciones que buscan salvar las amenazas del tiempo. Pero tambien guardan los resentimientos y rencores, y alimentan los temores. Pues las emociones son sentimientos del tiempo que, sin el gobierno de tu espíritu de Amor, confunden el rumbo y el camino, algunas veces llegan hasta paralizar. El Amor es el camino que corrige el rumbo con el perdón, sin el perdón las bendiciones del Amor están ocultas. Unir y compartir el camino parece imposible. Sin Amor, se busca la ausencia en la presencia. Y el presente está oculto con el pasado y los temores del futuro. Al celebrar el Santo Rosario respirando suavemente, como las olas del mar calmo llegando a la playa, unido a las invocaciones, detenemos nuestras emociones y nuestro espíritu nos entrega primero la Paz, desde donde podemos contemplar los frutos del Amor y tal vez la presencia plena del Amor.

El cuerpo es el templo del espíritu, pero es el espíritu el que celebra el Amor eterno. En el templo es donde se encarnan las obras del espíritu. El cuerpo es el polvo terrenal que sostiene el espíritu, con el cuerpo se toca el mundo del tiempo, las sensaciones sensibles, que se expresa en contacto, en movimientos de cada particula, célula, organo y el cuerpo que viaja en el tiempo, en el cuerpo se reconoce enfermedad, carencia, hambre, sed, y . Pero si el templo gobierna al espíritu. Será sólo el marco que recibe los reflejos, las imagenes, la fascinación expresada en las sensaciones químicas y físicas. Ni las palabras, ni el canto seran alabanzas. El templo contien la vida del Amor que lo creo. El cuerpo necesita de la vida plena del Amor. Al celebrar el Santo Rosario en una posición cómoda, tal vez sentado con la espalda recta y las plantas de los pies bien apoyadas. o bien, caminando suavemente plantando cada paso. O recostado en la cama… de cualquier forma que el cuerpo no estorbe el tiempo de la celebración del Santo Rosario para presenciar la paz del Amor.

En la celebración del Santo rosario, que tu espíritu gobierne tu mente, emociones, tu cuerpo, el decir de la gente, la imaginación, los sueños. Retírate a celebrar, cierra la puerta y deja que el Espíritu Santo ilumine tu espíritu, tu Amor, pues el Amor de Dios es el Espíritu Santo y el Amor de Dios está en nosotros, como también nosotros estamos en el Amor de Dios.

El rosario es una celebración comunitaria de la iglesia, donde encarnamos al Espíritu Santo, pues se une el Padre Nuestro con la Santísima Virgen María.