Déjame en Paz

Hoy bendeciré la mesa dando invitando Dios a comer

“ Siempre que comienzas algo, encontrarás camino contrario. Hasta que te acostumbres al movimiento del cambio o de lo contrario seguirás percibiendo que en el mundo está el adversario”

Qué difícil se porta el adversario de la mañana. Sabe que al despertar eres más vulnerable porque la mente no está clara. Un peregrino decidió ir corriendo a la montaña de la paz para encontrarla. Todo planeo, imaginó lo que pudiera encontrar de adversidad en aquella peregrinación por el camino de la cruz. Por fin todo estaba en su marcas, listo para empezar, así que empezó a correr.

La primera sensación era que dejaba todo atrás, eso lo animaba. Sentía el viento tocar su cara y miraba como las personas se iban quedando en el camino. Se le emparejó un ánima y le dijo -”Todos te han dejado, mira como corren en dirección opuesta a la tuya”. El peregrino no quería enfadarse por aquella locura del alma. Y le contestó al ánima.- Voy por el camino de la cruz, llegar hasta la montaña de la paz.

El ánima siguió diciéndole- estás poniendo distancia entre tú y tu lugar de origen. Hasta los vientos se oponen, son contrarios y chocan con tu cara.

¿Qué es lo que estás buscando? le pregunto al peregrino. Al día no le importa, continúa el sol viajando de un lado al otro del horizonte.

El peregrino le contesto un poco irritado: ¡Déjame en Paz!

El ser le contestó ¡Detente y te dejaré en paz! Tendrás la paz porque ya no se moverá nada.

Continuaba su galope diciendo replicándole ¿no me entiendes? ¡Déjame en Paz! Quiero disfrutar este camino…

El ánima le repetía en cada respiración “detente y estarás en paz”.

Por fin el peregrino detuvo su camino y le gritó al ánima ¡Déjame en Paz! Estarás contento ya me detuve y estoy muy molesto de que me interrumpas mi andar. A lo que el ánima le respondió ¡Detente y te dejaré en Paz!

Nuevamente el peregrino le deletreo ¡Déjame en Paz! Y vete.

El ánima agregó- Me marcharé como todas las personas que se alejaron de ti cuando corrías, hasta el mismo viento trataba de detenerte para que encontraras la paz. ¡Detente y te dejaré en paz!

Desesperado el peregrino empujó al ánima diciendo una y otra vez ¡Déjame en Paz! A lo que el ánima le respondía ¡Detente y te dejaré en paz!

-Eres un demonio para impedir que llegue a la montaña del peregrino a encontrar la paz, desde el principio he sentido como quieres apartarme del camino y detenerme en el camino de la cruz. Siempre que empiezas un obra buena llega el adversario a detener, como cuando me vino el dolor por abandonar a mi familia y me quería regresar.

A lo que el ánima le respondió: Ellos te abandonaron, se alejaron de tu vista cuando corrías. ¡Detenete y te dejaré la Paz!

El peregrino decidió ignorar al ánima, volver tomar carrera y dedicarse a sólo mirar el camino que estaba, disfrutarlo mientras corría y cambiaba la vida a su alrededor y encontraba nuevas montañas y lugares contrastantes.

Entonces el ánima se acercó nuevamente y le dijo: Ahora que te he has detenido, te dejaré en paz y se esfumó.

“ Siempre que comienzas algo, encontrarás camino contrario. Hasta que te acostumbres al movimiento del cambio o de lo contrario seguirás percibiendo que en el mundo está el adversario”