Señor, te busqué en mi camino
y esperándome estás;
busqué en tu casa, pero en la mía vives;
busqué fuera pero dentro estás.
Te miré sin verte en el enfermo que por doquier está;
te busqué y te busqué y tan cerca siempre,
tan cerca que no te miré;
porque esperaba encontrarte fuera,
con mis ojos mirarte.
Encontré, encontré y no busqué;
encontré al niño que llora, a la madre afligida;
al hermano en silencio, al padre angustiado;
al viento pasar a la lluvia caer;
Te encontré y encontré sin buscarte y no te miré;
te busqué te busqué y no te miré
y pensé con mi alma entristecida
que hoy no te miraría,
Y tu Señor siempre presente,
mostrándote en la cotidianidad,
humilde en silencio sutil.
Y te buscaba espectacular,
y salió el arcoíris y te miré sin verte;
y el enfermo sanó y te miré sin verte
y el niño se alegró y la madre fue consolada
y yo , te miré sin verte.
El hermano habló palabras verdaderas
y el padre consiguió la calma;
yo, te miré sin verte ,
El viento volvió, la lluvia cayó y yo;
y yo te encontré,
te encontré en la vida;
en el dulce reencuentro te encontré.
Te encontré tan cerca en el viento que entra en mí
aquel que me da soplo de vida te encontré ;
y un mensaje llegó
y busqué en mis ojos
pero los que miran hacia adentro
los que encuentran solo lo sutil .
Ahí donde tú estás presente
en presencia pura y perfecta
anidado en mi alma
en espera de que te busque
para encontrarte,
para mirarte siempre,
todo el tiempo y cada vez en mi vida,
en la vida presente, eterna y entera.
Y te agradecí por estar conmigo,
por mostrarme el camino .
Me alegré por dentro,
desde ti, desde mi humildad en ti
Y te pedí me permitas estar siempre
porque necesito estar siempre en ti.
Gracias Señor, te busqué y te busqué
y al fin puedo decir te encontré.
Maria Eugenia Barajas NUñez
29-07-2014