Alma mía, cuando buscas a Dios, cuando proclamas su presencia, cuando vas a su encuentro, cuando te encaminas a la paz, aun cuando decides orar o adorar a Dios, Satanás se opone y busca la manera de sembrar su confusión y aun el temor para que no alcances tu destino, para que no llegues a Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Hay muchas maneras con las cuales se entromete en tu mente, en tus emociones o en tu imaginación y te aconseja. Es importante que reconozcas que solamente es un consejo, una tentación, de un ángel caído en desgracia. Y también tienes el consejo y la bendición de tu ángel de la guarda. De tu decisión depende encarnar sus palabras y alejarte de Dios o vivir el amor, la paz, la libertad, el perdón y la armonía de Dios.
Alma mía, todo aquello que te lleve a la obscuridad, que te devalúe, desanime, encadene, separe o juzgue, es consejo del príncipe de las tinieblas. Es de Dios todo aquello que te da paz, armonía, libertad, perdón, amor en cualquiera de sus expresiones. La decisión por el amor es la libertad que siempre tendremos, pues es un regalo que Dios mismo ha sembrado en nuestro espíritu para expresarlo en nuestra conciencia, en nuestra mente, imaginación y emociones. Para actuar o dejar de hacer, según la guía del amor.
El Demonio para confundirnos tiene, entre otras mañas, señalarnos nuestros defectos y debilidades, para devaluarnos, para que nos miremos indignos de recibir a Nuestro Señor en nuestra alma. Hay muchas mentiras que utiliza para desviarnos en el camino hacia la casa del Padre: El juzgar, el crear un ambiente de ruido, el uso de las adivinaciones y los sortilegios, los deseos de poder y riqueza. Siempre la mentira tiene algo de verdad, pues de otra forma sería un absurdo que nadie creería. El demonio quiere que creamos que somos superiores o inferiores. Autosuficientes y por encima de la ley de Dios.
No nos enganchemos con el gran mentiroso.
El demonio detesta adorar a Dios sobre todas las cosas y someterse a la voluntad de Dios, aunque su origen sea el Amor de Dios, pues también es creatura del Señor. Este ser y todas las almas que buscan la perdición de las almas repudian a la Virgen María. Pues por la aceptación de María el verbo se hace carne y habita entre nosotros. Hija de Dios Padre, esposa del Espíritu Santo y Madre de Jesucristo
El únicamente escuchar la invocación: “Dios te Salve María…” los aleja, pues es la mujer que aplasta su cabeza. Por Eva entró el pecado y la desobediencia en la humanidad, por la Santísima Virgen María, se encarnó en la humanidad la aceptación de la voluntad de Dios, la salvación y la reconciliación de la humanidad y le da la dignidad y la grandeza que la mujer tiene. Cristo rompe las cadenas de la esclavitud del pecado, perdonando nuestros errores y venciendo a la muerte para resucitar.
Ella es la llena de Gracia, el Señor está con ella, es bendita entre las mujeres y bendito es el fruto de su vientre: Jesús. La Santa María, la madre de Dios, es quien ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, y siempre así será.
Así, la próxima vez que mires que el amor se convierte en temor en cualquiera de sus formas: Odio, rencor, resentimiento, venganza, menosprecio, caos, confusión, vanidad, pereza, gula, soberbia, ira, vicio, ruido, distracción, aburrimiento, lujuria, avaricia, envidia, etc. Dile al ángel caído que te quiere aconsejar: ¡Cállate Satanás! E invoca ala Santísima Virgen, Reina de los ángeles y los santos. Para que ruegue y nos proteja y encamine al Amor de los Amores en la fe, la esperanza y la caridad.
Amada Madre, Santísima Virgen María, Reina de los ángeles y los santos,
Te pido que me protejas y me guíes en mi camino hacia el Amor de los Amores. Con tu intercesión, invoco la fuerza del Espíritu Santo para luchar contra las tentaciones del enemigo y resistir a sus engaños.
Te pido que nos protejas a mí y a mi comunidad de las fuerzas del mal y nos lleves hacia la luz del amor y la verdad. Ayúdanos a vivir en la fe, la esperanza y la caridad, y a seguir el camino de tu hijo Jesucristo.
Que tu presencia sea un escudo para nosotros contra todo peligro y una guía hacia la vida eterna. Con tu ayuda, podemos superar cualquier obstáculo y perseverar en nuestra lucha contra el mal.
Te pido que nos cubras con tu manto protector y nos lleves a los brazos amorosos de tu hijo Jesús. Que pueda siempre vivir en la gracia de Dios y caminar en su amor y su verdad.
¡Cállate Satanás! Santa Madre, que tu voz poderosa y tu amorosa protección nos guíen hacia la paz y la salvación.
Amén.


