- El paso más cercano al gozo de Dios es cambiar nuestra actitud sobre nosotros mismos, mirarnos como expresión del amor de Dios extendiendo con nuestra vida esa red del Señor que nos abraza. Siembra esta flor de amor
Reflexión
Hay un viejo refrán que dice: “reza como si todo dependiera de Dios; trabaja como si todo dependiera de tí.” Ha sido atribuído a San Ignacio (aunque no hay evidencia que lo haya dicho), y muchos piensan que recoge el espíritu ignaciano: entregando todo a Dios en la oración, y luego trabajando sin descanso para realizar el trabajo de Dios.
Yo prefiero revertirlo: “reza como si todo dependiera de ti; trabaja como si todo dependiera de Dios.”
Esto significa que la oración tiene que ser urgente: Dios tiene que hacer algo dramático si todo depende de mí. Además coloca nuestro trabajo en la perspectiva correcta: si depende de Dios, me puedo despreocupar. Podríamos trabajar duro; pero dejar el resultado en las manos de Dios. Si Dios está a cargo, podemos tolerar distintos resultados, y superar el fracaso.
Ignacio escribió una carta a un aristrócata llamado Jerome Vines, una persona que imagino como un hombre ocupado, empujador, de carácter Tipo A, la que se estaba molestando por el incierto destino de sus numerosos proyectos. En la carta, Ignacio le habla sobre el trabajo y el esfuerzo humano, y le dice: “una persona ocupada debe tener claro que en su trabajo hará lo mejor que pueda, sin preocuparse demasiado si no puede hacer todo lo que desea. Usted debe tener paciencia y no pensar que Dios nuestro Señor nos pide hacer lo que no podemos.” Termina la carta como sigue: “no necesita usted agobiarse; basta con un esfuerzo competente y suficiente, y deje lo demás a Él, que puede hacer todo lo que desee.”
Jim Manney
Tu Ejercicio Espiritual
Dones
Evangelio según San Lucas 17,1-6.
Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!
Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños.
Por lo tanto, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo.
Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo».
Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, ella les obedecería.»
Acépta que eres extensión del Señor que abraza como red el mundo, siembra esta flor de amor