Dile ¡Pensé en ti!

Hoy tiraré las cosas innecesarias que ocupan mi cuarto y mi corazón.

Confía en el amor de tu noviazgo, en el amor de tu matrimonio, en el amor de Dios y deja que su milagro de caridad se exprese en su vida. Permítele a Dios ser Dios, especialmente en los momentos en que las caídas, la obscuridad del dolor y el rencor, la debilidad y la falta de voluntad nos hacen flaquear.

Si estás en el noviazgo, haz el curso y llévalo a tu altar matrimonial. Si tienes el sacramento del matrimonio realízalo y lleva estos 50 días como flores de amor para el altar de los novios. Flores espirituales que confirman la bendición y que te permitirán renovar tus votos matrimoniales en el altar de los novios. Si estas en una situación irregular, date la oportunidad de meditar en el amor de pareja

Objetivos del curso

Que una de las personas de la pareja acepte el reto de descubrir el milagro de la acción del Amor en su matrimonio sacramental.

Dile ¡Pensé en ti!

Reflexión del día:

El contemplar es el descubrirse presente ante otra persona. Mirar a la persona y mirarse en la otra persona, amar a la pareja y sentirse en el amor de la pareja y el amor de la pareja en ti.

Cuando le dices a tu pareja: “pensé en ti” le estoy dando testimonio de que existe en mi presente, Reconoces que es parte de tu vida. Y descubres en ti a la otra persona y la otra persona se descubre en ti

Decir desde el fondo del espíritu: “Pensé en ti” Te hace presente en el presente, en el único espacio donde todo puede transformarse. Cristo en la Cruz escuchó del Ladrón: “Acuérdate de mi en tu reino” y Cristo le contestó: “Hoy estarás conmigo en el Reino de los Cielos. Pensaron el uno en el otro y transformaron desde ese presente la historia.

Frase a Meditar: Mt 5, 38-48. Amad a vuestros enemigos.

Flor de amor: El hecho de que estés realizando este curso, es una buena razón para decirle “Pensé en Ti” Hoy Dile a tu pareja la expresión “pensé en ti” que también puedes sustituir por: “te siento en mi”. De esta forma estamos dando testimonio de que la persona está presente en nosotros.

Imagina Jesús diciendo “pensé en ti” o “te siento en mí”. ¿Qué te hace sentir eso? Inicia el diálogo con Jesús con esta expresión.