La tormenta arrecia y el temor crece, fuertes vientos contrarios y la barca se mece a la buena del viento. Todo es más grande que lo que pueda controlar, el remo apenas rasca el agua y no logro avanzar hacia el rumbo propuesto. Las velas son un peligro pues mecen y ladean el bote. Quisiera echarle la culpa a alguien, quisiera decirle a alguien que quite de mi vida este momento ¿Jesús no te preocupas?
Señor, no sé cuál sea nuestro destino de nuestra vida, pero sé que tu estás con nosotros, te pido desde lo más profundo de mi ser que la protejas y la ayudes a descubrir el amor que has depositado en nuestro espíritu. Sigue leyendo «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!»









