Soy responsable al enfrentar mis debilidades personales que entregue a mi familia. Cometí el error de decidir por la violencia y el maltrato, dejé de privilegiar la paz en la solución. Decidí el conflicto sobre la paz, olvidé que la paciencia es antídoto de la violencia; decidí la fuerza sobre las razones, ensordecí el dialogo con el trueno; Apliqué la degradación sobre la valoración, olvidé que el ser humano es una expresión de amor.
Soy responsable de estos momentos en donde mi decisión privilegió mi temor, mi debilidad y mi egoísmo, encarnando la esclavitud como forma de control, apartándome de la libertad como forma de vida y resolución.
Las consecuencias son el efecto de mis decisiones, responsabilizar a otros o las circunstancias me convierte en esclavo en vida. Solamente la decisión de perdonar el error para alcanzar un bien superior me hace vivir y encarnar la libertad. Y que mayor bien que el amor en la paz.
La libertad es parte del espíritu que me anima y une al prójimo y al mundo. Lamento la separación y el aislamiento, el egoísmo y el temor, la debilidad sin la fortaleza del espíritu. Al exhalar mi furia y los temores que anidé en mi corazón negué la luz del camino, la verdad y la vida y di realidad a la sombra. “Ser responsable de la decisión es expresión de libertad”.