La misericordia es la justicia del Amor

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La ley de los hombres busca proteger a las víctimas y castigar al culpable. En la justicia del Amor, se busca la libertad que fue entregada a cada ser humano y la libertad es la responsabilidad de decidir por un bien superior. ¿Cuál bien es mayor que el amor? ¿Cuál gozo mayor que ejercerlo amando a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos?. 

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La ley del hombre se interpreta en los tribunales, la Ley de Dios, la del Amor, se vive en la conciencia. Hay de nosotros si ante los ojos de los hombres nos convertimos en víctimas o esclavo del hermano o lo hacemos con nuestro hermano, para obtener ventaja de la ley. Pues nos echaremos el yugo del temor y la justificación.

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Haz el bien y sentirás libertad emocional

 

Esta reflexión sugiere que la libertad está vinculada con hacer el bien, y que cuanto más hacemos el bien, más libres nos sentimos. En términos generales, hacer el bien implica tomar decisiones y acciones que benefician a los demás y a la sociedad en general, en lugar de solo buscar satisfacer nuestros propios intereses egoístas.

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En este sentido, cuando nos enfocamos en hacer el bien, estamos liberándonos de las limitaciones que pueden surgir, de centrarnos solo en nuestras necesidades y deseos personales. Estamos tomando una perspectiva más amplia y considerando las necesidades de los demás y el impacto de nuestras acciones en la comunidad.

Además, cuando hacemos el bien, estamos contribuyendo al bienestar colectivo y a la creación de una sociedad más justa y equitativa. Esto puede tener un impacto positivo en nuestra propia vida, ya que vivimos en un mundo interconectado y nuestras acciones individuales pueden tener consecuencias a nivel global.

En última instancia, la reflexión sugiere que la libertad no es solo un estado de ausencia de restricciones, sino un estado de mente y una elección de vivir una vida que esté en armonía con nuestros valores y propósitos más elevados. Al hacer el bien, nos sentimos más libres porque estamos actuando a bitcoin vanity address de manera coherente con lo que creemos, es correcto y estamos contribuyendo al bienestar de los demás y de la sociedad en general.

  1. «La libertad conlleva responsabilidad. Por eso muchos la temen.» – George Bernard Shaw
  2. «La libertad es el derecho a hacer lo que no perjudica a los demás.» – John Stuart Mill
  3. «La libertad no es la ausencia de compromisos, sino la capacidad de elegirlos.» – Paulo Coelho
  4. «Ser responsable es responder por tus acciones y decisiones. Ser libre es tener el derecho a tomarlas.» – Desconocido
  5. «La verdadera libertad no es hacer lo que se quiere, sino hacer lo que se debe.» – José Martí
  6. «La libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor; debe ser exigida por el oprimido.» – Martin Luther King Jr.
  7. «La libertad no es un regalo que se recibe de manos de un gobierno. Es un derecho que se reclama y se defiende en las calles.» – Ai Weiwei
  8. «La libertad es una responsabilidad, no una licencia para hacer lo que se quiere.» – Desconocido
  9. «No existe libertad sin responsabilidad, ni responsabilidad sin libertad.» – Walter J. Lippmann
  10. «La verdadera libertad implica aceptar las consecuencias de nuestras acciones y decisiones.» – Desconocido

Querido Dios:

Te pido que me guíes en mi camino para hacer el bien y contribuir positivamente al mundo que me rodea. Ayúdame a tomar decisiones que beneficien no solo a mí mismo/a, sino también a los demás y a la comunidad en general.

Permíteme tener una perspectiva amplia y compasiva, para poder ver más allá de mis propios intereses egoístas y considerar las necesidades de los demás. Ayúdame a ser consciente del impacto de mis acciones y a elegir siempre el camino que beneficie al bienestar colectivo.

Te pido que me des la fuerza y la motivación para seguir haciendo el bien, incluso cuando pueda ser difícil o poco gratificante. Ayúdame a mantenerme fiel a mis valores y propósitos más elevados, y a encontrar la libertad en la elección de vivir una vida que esté en armonía con ellos.

Gracias por tu guía y apoyo en este camino. Que pueda ser una luz positiva en el mundo y encontrar la libertad en hacer el bien.

Amén

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Oración para la reconciliación de pareja

Padre Nuestro ante ti somos quienes somos, pues has sido fiel a nosotros en lo próspero y en lo adverso, en la salud y la enfermedad, y nos has amado y respetado. Conoces nuestro pensamiento y sentimientos anidados hasta en lo más profundo de nuestro corazón. Nos amas hasta el extremo de dar la vida por nosotros.

Padre Nuestro creador del cielo y la tierra, de lo visible y lo invisible Todo lo sabes y todo es tuyo y sin embargo esperas pacientemente y con misericordia que te abramos la puerta para ayudarnos a poner en orden nuestra conciencia y retomar el rumbo del amor.

Padre Nuestro en Cristo, quiero reconciliarme contigo antes que a nadie: Te pido me perdones por no ponerte en primer lugar, amándote sobre todas las cosas. Tú eres el amor, origen, camino y destino de nuestra vida. Perdóname por olvidar amar. Perdóname por juzgar el bien y el mal y condenar y condenarme en mis juicios y justificaciones. Y hacerme esclavo de mis propias razones, como si todo lo supiera, como si conociera lo visible y lo invisible. Como si mi nombre fuera santificado. Perdóname por preferir el mundo al paraíso de tu amor. Perdóname por no cerrar mi puerta aunque fueran 10 minutos al día, para dialogar contigo.

Padre Nuestro clamo a tu Espíritu Santo, dame tu perdón para mirarme con el amor que me creaste y perdonarme por aquellos juicios que profería, por aquello que maldecía, por aquello que dejé de bendecir, por esa palabra que oculte, por esa ternura que detuve, por esa piedad que escondí, por esa soberbia y vanidad con que cubría la luz de tu amor en mí y en mi prójimo. Perdóname pues quiero perdonarme y transformar mis debilidades, mis defectos, mis ofensas, mis juicios en una bendición. Quiero bendecirme y bendecir a mi prójimo.

Padre Nuestro, Dios trino y uno, dame tu perdón para pedirle el perdón a mi prójimo, a mi pareja, pues también es tu amor mi prójimo. Ayúdame a perdonarle cualquier ofensa, de palabra, obra o de omisión. A quitar mis juicios, sentencias y castigos que le he impuesto y que me han esclavizado, nos han esclavizado y hemos perdido la libertad donde decidimos por el amor y así nos responsabilizamos de nuestros errores y aciertos. Ayúdame a descubrir el amor junto con mi pareja, para que reconciliados tú y nosotros limpiemos maleza, cochambre, tizne, resentimientos y rencores y caminemos en tu amor, hasta el fin de los tiempos.

En nombre de Jesucristo con tu Espíritu Santo te pido Padre Nuestro por esta reconciliación y ruego a Santa María Virgen, a los ángeles y a los Santos que intercedan por nosotros ante Dios nuestro Señor.

AMEN

ORACIÓN BREVE

Oh Jesús, a través de tu compasión, enséñanos a perdonar desde el amor, enséñanos a olvidar desde la humildad.

Ayúdanos a examinar nuestro corazón y a ver si hay alguna herida no perdonada, o alguna amargura sin olvido.

Permite que el Espíritu Santo penetre en mi espíritu y remueva todo rastro de enojo.

Derrama tu amor, paz y alegría en nuestros corazones, en proporción a nuestro vacío de propia complacencia, vanidad, ira y ambición .

Ayúdanos a cargar con ánimo la Cruz de Cristo.

Amén

Responsable de la publicación:
Juan Manuel D’Acosta López
Consejero Terapeuta en Misión de Amor

Rosario para la reconciliación de la pareja

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Rosario para la reconciliación de la Pareja en Libro Electrónico y ADEMAS el MP3

Libro digital en PDF con el modo completo de rezar el rosario.
50 meditaciones enfocadas a la reconciliación de pareja.

Dime donde fallé, te necesito

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No hay pecado que no pueda ser perdonado, si nos acercamos a la misericordia de Dios con un corazón contrito y humillado. En este consolador Sacramento, altamente personal, Cristo continúa encontrándose con los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Restaura la unidad donde hay división derrama su luz donde hay oscuridad y concede una esperanza y alegría que el mundo no podría dar. Mediante este sacramento, la Iglesia proclama al mundo las infinitas riquezas de la misericordia de Dios, esa misericordia que ha derrumbado las barreras que nos separaban de Dios y de los demás».

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¿Cómo es el puente para hacer oración?

La Oración es un puente que nosotros ofrecemos para que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo lleguen a nuestro hogar, a nuestra conciencia. Pero también es un puente para el diálogo con tu prójimo y contigo.

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Orando con la Santísima Virgen María de la Medalla Milagrosa

Ofrecimiento

Quiero hablar contigo Madre mía y entregarte flores de Amor, flores en nombre de Jesucristo tu hijo, para que se unan a tus ruegos por nosotros Santísima Madre mía del cielo: Hija de Dios Padre, Esposa de Dios Espíritu Santo, Madre de Dios Hijo.

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Madre Mía en mi correr me preguntas:

¿Cómo te encuentras esta mañana? ¿Te sientes bien?»

Me detengo a confiarte mis debilidades, mis penas y mis errores que me atormentan

(PAUSA, MEDITA… busca en tu corazón aquello que estorba al gozo del amor, la paz y el perdón)

Madre Mía tu me dices:

«Pon esto en tu corazón, mi pequeñ@ hij@: no temas. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No te encuentras bajo mi sombra, a mi cobijo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás tú en el pliegue de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Necesitas algo más?»

(PAUSA, DIALOGA EN ORACION… háblale con la confianza de que es tu Madre del Cielo)

Entrega tus flores de Amor

Toma mis flores y bendícelas con tus manos para dar a mis hermanos el Amor de nuestro Señor Jesucristo a mis hermanos en estas flores de Amor:

Hoy seré paciente con quien vive en desorden.
Hoy le escribiré a Dios una carta de agradecimiento.
Hoy abriré los brazos al cielo para recibir el amor de mi papá Dios.
Santísima Virgen María de la Medalla Milagrosa

Oración a la Santísima Virgen María de la Medalla Milagrosa

Oh, Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, al contemplarte de brazos abiertos esparciendo gracias sobre aquellos que te las piden, llenos de la más viva confianza en tu poderosa y segura intercesión, innumerables veces manifestada por la Medalla Milagrosa, aún reconociendo nuestra indignidad por causa de nuestras numerosas culpas, osamos acercamos a tus pies para exponeros durante esta novena nuestras más apremiantes necesidades … (SE PIDE LA GRACIA). Escucha, pues, ¡Oh Virgen de la Medalla Milagrosa!, este favor que confiados te solicitamos para mayor gloria de Dios, engrandecimiento de tu nombre y bien de nuestras almas. Y para mejor servir a tu Divino Hijo, inspíranos un profundo odio al pecado y danos el coraje de afirmarnos siempre verdaderamente cristianos. Así sea.

Santísima Virgen, yo creo y confieso tu santa Inmaculada Concepción, pura y sin mancha. ¡Oh, purísima Virgen María!, por tu Concepción Inmaculada y gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado Hijo la humildad, la caridad, la obediencia, la castidad, la santa pureza de corazón de cuerpo y espíritu, la perseverancia en la práctica del bien, una buena vida y una santa muerte. Así sea.

Se rezan tres veces el Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria y la jaculatoria:
Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.

Oración conclusiva

Te entrego Madre Mía el Ave María de San Juan Pablo II

¡Dios te salve, María!

Te saludamos con el Angel: Llena de gracia.

El Señor está contigo.

Te saludamos con Isabel: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¡Feliz porque has creído a las promesas divinas!

Te saludamos con las palabras del Evangelio:

Feliz porque has escuchado la Palabra de Dios y la has cumplido.

¡Tú eres la llena de gracia!

Te alabamos, Hija predilecta del Padre.

Te bendecimos, Madre del Verbo divino.

Te veneramos, Sagrario del Espíritu Santo.

Te invocamos; Madre y Modelo de toda la Iglesia.

Te contemplamos, imagen realizada de las esperanzas de toda la humanidad.

¡El Señor está contigo!

Tú eres la Virgen de la Anunciación, el Sí de la humanidad entera al misterio de la salvación.

Tú eres la Hija de Sión y el Arca de la nueva Alianza en el misterio de la visitación.

Tú eres la Madre de Jesús, nacido en Belén, la que lo mostraste a los sencillos pastores y a los sabios de Oriente.

Tú eres la Madre que ofrece a su Hijo en el templo, lo acompaña hasta Egipto, lo conduce a Nazaret.

Virgen de los caminos de Jesús, de la vida oculta y del milagro de Caná.

Madre Dolorosa del Calvario y Virgen gozosa de la Resurrección.

Tú eres la Madre de los discípulos de Jesús en la espera y en el gozo de Pentecostés.

Bendita…

porque creíste en la Palabra del Señor,

porque esperaste en sus promesas,

porque fuiste perfecta en el amor.

Bendita por tu caridad premurosa con Isabel,

por tu bondad materna en Belén,

por tu fortaleza en la persecución,

por tu perseverancia en la búsqueda de Jesús en el templo,

por tu vida sencilla en Nazaret,

por tu intercesión en Cana,

por tu presencia maternal junto a la cruz,

por tu fidelidad en la espera de la resurrección,

por tu oración asidua en Pentecostés.

Bendita eres por la gloria de tu Asunción a los cielos,

por tu maternal protección sobre la Iglesia,

por tu constante intercesión por toda la humanidad.

¡Santa María, Madre de Dios!

Queremos consagrarnos a ti.

Porque eres Madre de Dios y Madre nuestra.

Porque tu Hijo Jesús nos confió a ti.

Porque has querido ser Madre de la Iglesia.

Nos consagramos a ti:

Los obispos, que a imitación del Buen Pastor

velan por el pueblo que les ha sido encomendado.

Los sacerdotes, que han sido ungidos por el Espíritu.

Los religiosos y religiosas, que ofrendan su vida

por el Reino de Cristo.

Los seminaristas, que han acogido la llamada del Señor.

Los esposos cristianos en la unidad e indisolubilidad de su amor con sus familias.

Los seglares comprometidos en el apostolado.

Los jóvenes que anhelan una sociedad nueva.

Los niños que merecen un mundo más pacífico y humano.

Los enfermos, los pobres, los encarcelados,

los perseguidos, los huérfanos, los desesperados,

los moribundos.

¡Ruega por nosotros pecadores!

Madre de la Iglesia, bajo tu patrocinio nos acogemos y a tu inspiración nos encomendamos.

Te pedimos por la Iglesia, para que sea fiel en la pureza de la fe, en la firmeza de la esperanza, en el fuego de la caridad, en la disponibilidad apostólica y misionera, en el compromiso por promover la justicia y la paz entre los hijos de esta tierra bendita.

Te suplicamos que toda la Iglesia se mantenga siempre en perfecta comunión de fe y de amor, unida a la Sede de Pedro con estrechos vínculos de obediencia y de caridad.

Te encomendamos la fecundidad de la nueva evangelización, la fidelidad en el amor de preferencia por los pobres y la formación cristiana de los jóvenes, el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, la generosidad de los que se consagran a la misión, la unidad y la santidad de todas las familias.

¡Ahora y en la hora de nuestra muerte!

¡Virgen, Madre nuestra! Ruega por nosotros ahora. Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos.

Que cese la violencia y la guerrilla.

Que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica.

Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad. Te lo pedimos a ti, a quien invocamos como Reina de la Paz.

¡Ahora y en la hora de nuestra muerte!

Te encomendamos a todas las víctimas de la injusticia y de la violencia, a todos los que han muerto en las catástrofes naturales, a todos los que en la hora de la muerte acuden a ti como Madre.

Sé para todos nosotros Puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza, para que, juntos, podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

¡Amén!

¿Cómo elaborar un altar de muertos?

El altar de muertos es una tradición tan antigua como la humanidad misma y tan extendida en todo el tamaño del mundo, en el fondo se reconoce que toda esta vida tiene sentido en la vida eterna. Que el espíritu no muere. La tradición católica encontró en los antiguos mexicanos tierra fértil para un mestizaje de la espiritualidad y no podía quedar a un lado la tradición de establecer contacto con los fieles difuntos, sobre todo para interceder por su eterno descanso y que luzca para ellos la luz perpetua.
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¡Se libre en verdad! mírate amando

La libertad es usar la capacidad de decidir por un bien superior y el bien superior es el Amor, es amar.

En la libertad se vive el gozo, la paz, el autocontrol, la fidelidad, la amabilidad, la paciencia  del Espíritu del Amor. Tú eres una expresión del Amor del Señor, del Espíritu Santo, eres espíritu del Amor, Amor encarnado. Amar es lo que en verdad puedes dar, pues eres Amor. Sigue leyendo «¡Se libre en verdad! mírate amando»

Inicia tu transformación con Ayuno y Abstinencia

Inicia tu transformación

Una sola comida fuerte al día, sólo agua, eso es ayuno.

Más que un sacrificio el ayuno y la abstinencia son una ofrenda de amor y gratitud al Señor. En lugar de concentrarte en comer, usa ese espacio para dialogar con el Señor. Deja de pensar en la carne y concentra tu atención en el espíritu. Sigue leyendo «Inicia tu transformación con Ayuno y Abstinencia»