Podrías vivir libre. PERO, hay un PERO

Podrías descubrir la plenitud del Amor, paz, gozo, bondad, generosidad, autocontrol, fidelidad, paciencia… vivir libre. PERO, siempre hay un PERO y no descubres la plenitud del Amor, paz, gozo, bondad, generosidad, autocontrol, fidelidad, paciencia… libertad

¡Haz este ejercicio! PERO si no quieres no. Empecemos por meditar el Evangelio, encontrarle el PERO que le ponemos a la libertad, el camino, la verdad y la vida y luego quitarle el PERO.

Dijo el Señor: «¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen?

Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ‘¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!’.

Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: ‘¡Ha perdido la cabeza!’.

Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!’

Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos.»

(San Lucas 7,31-35)

¿Qué “PERO” le pones a tu libertad, el camino, la verdad y la vida?

Cuando tu mente está dominando tu vida, vaga por toda clase de juicios de “PEROs”. Su gran aventura está en juzgar y así tener razón. “PERO” para tener razón necesita encontrar víctima, leyes, juez, culpable a quien condenar y verdugo para ejecutar la sentencia.

A lo largo de la vida la mente se alimenta de nuevos argumentos para confirmar que eres una persona juiciosa y, con razón, tienes poder pues reclamas y demandas los derechos y justificas tus obligaciones, tu mente se premia al tener la razón, pues perder el juicio es perder la razón, le llama locura. De hecho tu mente busca probar (“PERO”) que los argumentos de otras personas no tienen razón. La razón es una propiedad de tu mente.

“PERO” en los tribunales quien gana el juicio es quien presenta los mejores argumentos para tener razón, “PERO”esto no quiere decir que sea justo el juicio, la justicia de la mente es razonable. “PERO” puede moverse de un argumento a otro, desvirtuar una razón o incluso invalidarla. “PERO” la razón no permanece y se actualiza constantemente, así como un día fue fundamental, así al otro día ni siquiera se considera como válida. “PERO” en el tiempo, con la experiencia, en las relaciones, en los juzgados, el gobierno, las relaciones humanas y con la naturaleza la razón se anula con razón.

La verdad es piedra firme libre de las conveniencias y las razones. Mientras que la razón es una percepción de la mente que acomoda las circunstancias y conveniencias. Al no ser permanente deja de ser verdad. Pues la verdad siempre “es”, permanece inalterable en el tiempo y las circunstancias.

Cuando la razón se enfrenta a la verdad, buscará razones para tener y ser poder que gobierna la consciencia. La mente luchará por justificar su presencia en la consciencia usando toda clase de argumentos justos según su razón. Para ganar el juicio de su derecho a gobernar a la verdad, se percibirá como víctima de la verdad, según las leyes de la mente, juez de justa razón, y encontrará que la verdad y quienes la practican son culpables para condenar y será verdugo para ejecutar la sentencia que condena la verdad.

La verdad te hace libre de la razón. La verdad prevalece sobre la razón, pues permanece sin alteraciones por el tiempo, las circunstancias y todo lo que significan las razones. Así pues en la verdad eres libre, tu percepción de víctima, juicio, condena y verdugo solo estará presente en los argumentos de las razones de tu mente. Si quieres percibir la libertad será reconociendo la verdad.

Mirarse libre en la verdad parecerá un insulto a la razón pues la mente pasará de mirarse como gobernante a convertirse en servidor de la verdad. Apropiarse del insulto es una forma de tomar el puesto de víctima y así comienza el dominio de la mente. Al dejar de mirarse como víctima la verdad se hace presente. Se pierde la razón y la justicia individual.

En la libertad el individuo está unido a todo, pues sin juicios del bien y el mal, está todo y no hace falta nada. En la verdad se experimenta la compasión, donde nos identificamos con el otro, sentimos la presencia del otro, su gozo PERO también sentimos su sufrimiento y en verdad queremos que descubra la bondad de la libertad, esa bondad es la piedad de la verdad. En verdad descubres compasión y piedad, unión y bondad, la libertad que permanece y siempre es presente en todo, pues es verdad.

La mente es servidor de la verdad, sirve a la verdad cuando reconoce la voluntad de la verdad y entonces usa sus argumentos para negarse a si misma, para perder la razón y la justicia individual, conveniente y temporal.

La voluntad de la verdad está siempre presente, es camino de bondad, es vida en unión. La voluntad de la verdad es de quien es sobre todas las cosas, reina en el cielo como en la tierra, lo visible y lo invisible. Es pan de bondad de cada día. Es la compasión y piedad del perdón, voluntad que nos comparte para mirar libres a quienes nos condenan. Es el resguardo que nos protege de las tentaciones. Es voluntad que nos libra con el bien del Mal.

Así es, es su voluntad, porque es el que es, el Padre Nuestro, padre que nos crea, cría y nos une, fortalece y guía con el Amor de su Espíritu Santo en su hijo amado de bondad y misericordia, compasivo y piadoso, camino, verdad y vida. Pues todo es uno en sus tres expresiones y sus tres expresiones son para que todo sea uno en su Amor. Pues Dios es Amor.

Así que tienes razón para servir a la verdad y ser libre, para regresar al camino del Padre Nuestro, para vivir el Amor del Espíritu Santo.

Que tu razón sea gobernada por el Amor. Decide, antes que razonar, primero Amar.

Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti. Deja de ignorar el Amor con razones y juicios mundanos.

El Amor es el Padre Nuestro, nuestro origen, camino y destino.

Si te cuesta amar a tu prójimo o a ti. Haz como en el baile: “Pon pie firme en el Amor de Dios para dar el paso de amar a tu prójimo o a ti.

Quítale el “PERO”

¡Haz este ejercicio! PERO si no quieres no

En las reflexiones sobre la lectura de hoy de https://www.espaciosagrado.com/ me permití agregarle “PERO” a sus redacción para que observes el efecto de la mente por tener razón y gobernar nuestra consciencia. Quitale el “PERO” y observa el efecto en tu mente, verás como se resiste a dejar de argumentar para tener razón y que el Amor no lo gobierne.

Hay asuntos que tienen espacio en el Evangelio, PERO que no son temas candentes para nosotros. La relación entre Juan Bautista y Jesús ha sido resuelta hace tiempo, “PERO” en el tiempo de los Evangelios fue un tema de discusión y debate. Para simplificar mucho el asunto; para algunos seguidores de Juan estaba claro que, ya que Juan bautizó a Jesús, él tenía que estar sobre Jesús. Hoy, podemos dejar ese punto de lado y mirar al punto moral que levanta el pasaje.

“PERO” hasta qué punto enfrentamos situaciones, motivados por nuestras actitudes más que por principios. “PERO” a algunos llamamos “glotones” y a otros “poseídos” porque nos viene bien. “PERO” la reflexión de la situación en nuestro mundo muestra que este simple dicho de Jesús arroja una luz en nuestro en nuestro mundo malamente polarizado y también en nuestros juicios.

“PERO” los reclamos de un niño son convincentes; sus experiencias de haber sido tratado injustamente lo descontrola. Jesús ve la niñez en la forma en que algunos adultos se comportan. “PERO” ¿sospecho que hay algunos comportamientos en que Jesús me está invitando a madurar?

“PERO” mucho del comentario social de nuestro tiempo es como el griterío de los niños en el mercado –transitorio, inescapable, momentáneamente comprometedor, PERO superficial. “PERO” estando aquí, ahora, es mi manera de conectarme con un mensaje duradero y más verdadero. “PERO” me doy el tiempo necesario para que el cotorreo superficial se vaya y escuchar a Dios, que habla en la profundidad de mi corazón.

Este pasaje nos recuerda que los niños tienden a actuar motivados por sus sentimientos del momento. Los adultos pueden compartir sus sentimientos; “PERO” pueden dar preferencia a la razón y confianza. Dios nos ayuda a crecer en esta clase de madurez, y a través de nuestra relación con Él, aprendemos a seguir Sus caminos. Él nos entrega Su sabiduría para que nos podamos hacer cargo de nuestra vida, y no ser víctima de nuestros estados de ánimo. Señor, que yo pueda ver y entender.

“PERO” puede ser muy fácil encontrar excusas en una situación dada, y permanecer sentado en la verja, encontrando faltas acerca de todas las alternativas disponibles, y sin involucrarse. “PERO” yo pido por la sabiduría, la cual está siempre relacionada a acciones concretas, a pesar de todas las limitaciones de las situaciones reales.

“PERO” me pregunto dónde están los niños que justifican la sabiduría. “PERO” probablemente aquellos que son lo suficientemente sabios para aceptar su parte, y ver posibilidades de buenas acciones; aquellos que luchan para educar a sus familias, silenciosa PERO fielmente; aquellos que cumplen con su deber sin temor o favor; aquellos que se esfuerzan para vivir una vida de integridad, aun cuando se sienten solos y aislados por hacerlo. Yo pido ser incluido entre aquellos niños benditos por la sabiduría.

¡Jesús nos está tratando de remecer! ¿Necesito un remezón? ¿Estoy vivo/a a medias? “PERO” mi alma puede llegar a estar atontada, paralizada, drogada, fragmentada. “PERO” puedo permanecer inmóvil sin importar lo que Dios haga por mí. “PERO”a veces el dolor de los demás no conmueve mi corazón. “PERO” puedo ser difícil de contentar: los sicólogos hablan de personas que llevan vidas “de miles de pequeños disgustos”. “PERO” la gratitud y alabanza a la bondad de Dios pueden ser débiles y tambaleantes en mí.

Jesús, sácame de mis tumbas hechas por mí , de manera que pueda vivir mi existencia contigo al máximo. Quiero ser como Tú eres, llena/o de vida y vibrando con la vida de Dios.

“PERO” los niños se quejan entre ellos cuando no se observan las reglas del juego. “PERO” Jesús ve que los adultos también pueden tener expectativas simplistas y hacer fácilmente comparaciones superficiales. “PERO” nos pide ver más allá de la superficie, para reflexionar más profundamente, para que nuestra oración vaya más adentro. “PERO” si somos capaces de dar tiempo y atención para advertir por dónde Dios se está moviendo en nuestro medio, podremos ser capaces de recibir la sabiduría e intuición que Dios desea regalarnos.

Dios quiere que nos regocijemos en las cosas buenas de la vida. “PERO” deberíamos celebrar la amistad, el matrimonio y la familia, los nacimientos, éxitos y juegos. Dios nos va a preguntar al final: ”¿Disfrutaste de mi creación?” Y Él espera que le respondamos que sí.

PERO también hay otro lado de la vida. Deberemos seguir a Jesús en el partir del Pan y en beber el Cáliz de su Pasión. “PERO” Señor, temo tomar Tu cruz diariamente. “PERO” evito el dolor, las heridas y pérdidas. “PERO” enséñame a encontrarte en el sufrimiento. ¡Pasión de Cristo, confórtame!

“PERO” confortar significa originalmente “dar coraje y fuerza” en vez de “hacer que se vaya el dolor”.

“PERO” Jesús no tiene miedo de hablar con la verdad. Expone la voluntaria perversidad, dureza y porfía del corazón de los fariseos y escribas. Contrariamente a los recaudadores de impuestos y a los pecadores, ellos rehusaban reconocer la presencia de Dios en Jesús. “PERO” ningún llamado suyo penetraba en sus corazones. “PERO” se negaban a arrepentirse y así perdían el momento de gracia.

“PERO” Señor, yo también puedo tener un corazón duro, ciego y sordo a Tu Verdad. Paso por periodos de negatividad y quejas, cuando nada parece complacerme. Ven a mí en mi pobreza de espíritu. Revélame la sabiduría del amor y déjame contarme entre tus hijos e hijas.

Jesús está tratando de ser escuchado por los que lo siguen. “PERO” siempre podemos encontrar razones por no escuchar a alguien – lo criticamos por ser demasiado espiritual, otros por ser muy poco espiritual. “PERO” Jesús nos pide que miremos nuestros corazones y ahí encontremos el camino para la conversión, sin hacer comparaciones o condenas hacia otros. “PERO” la oración es uno de los principales lugares de conversión en nuestras vidas

“PERO” habría sido imposible para un centurión romano poner su confianza, humildemente, en un predicador judío. “PERO” la cultura y la política de la supremacía de Roma habría descartado todo contacto, y menos aún un acto de confianza y homenaje. “PERO” su acto de fe, tan inesperado y contra la cultura de la época, fue un regalo, e impresionó a Jesús.

“PERO” ¿me encuentro, a veces, débil en mi fe, descorazonada/o por la atmósfera y la cultura de me rodea? ¿Qué pienso del regalo que recibió el centurión?

“PERO” ¿poseo un corazón abierto para recibirlo?

La ignorancia de los que no se convierten

El Apóstol Pablo dice: “Lo que algunos tienen es ignorancia de Dios” (1Co 15,34). Yo digo, que permanecen en esta ignorancia todos aquellos que no quieren convertirse a Dios. Ellos rechazan esta conversión por la única razón de que ellos imaginan a Dios solemne y severo cuando es todo suavidad; ellos lo imaginan duro e implacable cuando es todo misericordia; creen que es violento y terrible cuando es adorable. Así el impío se engaña a sí mismo y se fabrica un ídolo en vez de conocer a Dios tal cual es.

¿Qué teme esta gente de poca fe? ¿Qué Dios no querrá perdonar sus pecados? PERO si Él mismo, con sus propias manos, los clavó en la cruz (Col 2,14). ¿Qué pueden temer todavía? ¿Ser ellos mismos débiles y vulnerables? PERO si Él conoce muy bien la arcilla con que nos ha hecho.

¿De qué tienen miedo? ¿De estar demasiado acostumbrados al mal para abandonar las costumbres de la carne? PERO el Señor liberta a los cautivos (Sal 145,7).

¿Temen por tanto que Dios, irritado por la inmensidad de sus faltas, vacile en tenderles una mano que los socorra? PERO allí donde abundó el pecado, la gracia sobreabundó (Rm 5, 20).

¿Quizá la preocupación por el vestido, el alimento y otras necesidades de su vida, les impide separarse de sus bienes? Dios sabe que tenemos necesidad de todo esto (Mt 6, 32). ¿Qué más quieren? ¿Cuál es el obstáculo para su salvación? Ignoran a Dios, no creen en nuestra palabra. Por tanto es necesario que se fíen de la experiencia de los demás.

San Bernardo (1091-1153)
monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón 38 sobre el Cantar de los Cantares

¿Cómo encarnar el Don de Dios?

El Espíritu Santo es el Don de Dios, el paráclito. Es decir: el Amor que guía, consuela, fortalece y anima. En nosotros está encarnar el Don de Amor de Dios al recordar, discernir, crecer ¿Cómo encarnar el Don de Dios?

Recuerda… regresar al corazón

Discierne… decide y separa aquello que es de tu escencia, de tu amor

Crece… camina, vive… da testimonio del Amor que te sostiene.

Ante la crisis:

Recuerda, decide por amar, crece dando testimonio del Amor que te anima y sostiene. El Amor que une al Padre Nuestro con Jesucristo que guía, consuela, fortalece con el camino de la paz del Padre, la verdad que nos libra del pecado y la vida que viene del Amor.

En la adversidad:

Recuerda que eres expresión del Amor de Dios y decide por amar, es lo que en verdad puedes entregar para librarte de toda atadura que viene del dominio temporal que contradice nuestro amor con el Temor. Permite que el Don de Dios, el Amor que entrega el Padre Nuestro en el Hijo y el hijo nos entrega para extenderlo desde nuestro corazon, regresando el amor a nuestro corazón. (re-volver cordis- corazon).

En la duda:

Discierne, separa la experiencia del tiempo, de la presencia eterna del Don de Dios. Caa día se compone de la eternidad y el tiempo pero sólo la eternidad permanece. Decide reconociendo el Don de Dios hacia la experiencia de la paz en el Amor. Decide por Amar así unirás tu consciencia a la presencia del Espíritu Santo en el camino, la verdad y la vida que nos entrega el Padre Nuestro en Jesuscirsto nuestro Señor Jesucristo.

En el temor:

Crece en el Amor, sólo el Amor basta, pues es la palabra que se encarna y habita entre nosotros, es el Don de Dios que permanece, guía, consuela, fortalece y anima. El temor no resiste la presencia del Amor que todo lo ilumina y le da sentido y rumbo a la existencia. El temor niega tu presencia, mientras que el amor afirma tu presencia. Pues el Amor es tu origen, camino y destino por la gracia del Don de Dios que nos entrega con el camino, la verdad y la vida de nuestro Señor Jesucristo.

En la parálisis:

Cree y acepta el Don de Dios en tu existencia, pues está presente en su creación, en sus criaturas, en tu prójimo y en tí. El Amor siempre fluye en ti, sin detenerse, pues la presencia del Espiritu Santo se extiende en su creación y tu eres su expresión de Amor, espera que tomes el camino y te fortalecerá, espera que le entregues la libertad que te ha dado para hacer su voluntad. Espera que aceptes la vida plena con el Don del Padre Nuestro que te entrega con Jesucristo, nuestro Señor.

En la debilidad:

Abre tu consciencia a la fortaleza del Don de Dios, permite que el Amor eterno abunde en el amor terrenal, eres misionero de amor para que el Amor eterno abunde en tu experiencia de amor terrenal. Encarna el Don de Dios donde la debilidad pues es la opotunidad de caminar con la verdad que nos hace libre en la vida que viene del Amor del Padre Nuestro en Jesucristo, nuestro Señor.

En el Pecado:

Cuando con tu pensamiento, palabra, obras o tus omisiones has contradecido la guía, consuelo, fortaleza y el ánimo del Don de Dios presente en ti; acepta el error, duélete de tu separación, bendice la oportunidad de corregir y restituir el daño que causó tu desvío, ve al encuentro de la misericordia del perdón del Padre Nuestro que nos entrega con el camino, la verdad y la vida de Jesucristo, nuestro Señor.

Al orar:

Escucha lo que proclamas. Reconoce que el Don de Dios te escucha y quiere que encarnes su guía, consuelo, fortalece y animo. Vive el Don de Dios, el espiritu y la voluntad del Padre Nuestro con el camino, la verdad y la vida que nos entrega con Jesucristo, nuestro Señor.

Medita:

Une el Amor Eterno con el amor temporal. Regresa al presente, observa el pasado desde el momento en que vives, camina con rumbo al Amor eterno. Detén tu mente invocando «Jesús«, al inhalar y confíale tu pensamiento o emoción al exhalar diciéndole «en tí confío» y confíale.

¡Qué se haga en mí tu voluntad!

No reces por el cumplimiento de tu voluntad, ella no corresponde necesariamente a la voluntad de Dios. Más bien, siguiendo la enseñanza recibida, reza diciendo: “¡Qué tu voluntad se haga en mí!” (Mt 6,10). Así, pídele que se haga su voluntad en todo, ya que quiere el bien y lo útil para tu alma. Aunque tú no buscas siempre eso.

En mis oraciones, seguido, pedí que se cumpliera lo que yo estimaba bueno para mí. Me obstinaba en la demanda, violentando tontamente la voluntad de Dios, en vez de dejarlo que ordenase lo que él sabía que era útil para mí. Cuando recibía lo que yo había pedido, veía que el objeto de mi oración no era como me lo había figurado. Grande era entonces mi decepción por no haber querido que se cumpliera más bien la voluntad de Dios sino que se cumpliera de preferencia la mía.

¿Qué existe bueno, sino Dios? En consecuencia, abandonémosle todo lo que nos concierne y estaremos bien. Ya que siendo bueno, es proveedor de dones excelentes. No te aflijas si no recibes inmediatamente de Dios lo que pides. Es porque quiere hacerte mayor bien por tu perseverancia de permanecer con él en la oración. ¿Qué puede haber de más elevado que conversar con él y ser absorbido en su intimidad? (…) No quieras que lo que te concierne se solucione según tus ideas sino según el deseo de Dios. Entonces, no tendrás dificultades en tu oración y estarás lleno de reconocimiento.

Evagrio Póntico (345-399)
Monje en el desierto de Egipto
Capítulos sobre la oración 31-34 (Philocalie des Pères neptiques, DDB-Lattès); trad. sc©evangelizo.org

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Evangelio según San Marcos 3,31-35.

Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.
La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: «Tu madre y tus hermanos te buscan ahí afuera».
El les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

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Juan Manuel D’Acosta López
Consejero en Misión de Amor
Laico Católico
Estudios:
Lic. Comunicación (Universidad Iberoamericana)
Postgrado Terapia de Pareja (Instituto de la Pareja)
Lic Desarrollo Comunitario (UNADM)
Investigador y conferenciante:
Desarrollo de la espiritualidad, en Misión de Amor.

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