La libertad es una facultad inherente al ser humano y la eterna lucha del hombre parece estar entre mirarse esclavo del destino o encarnar la libertad y aceptar el destino en la verdad que nos hace libres.
Estar consciente de algo es tenerlo presente siempre.” Señor Dios, ayúdame a recordar que Tú me diste la vida. Gracias por el regalo de vivir. Enséñame a caminar más lentamente por la vida, a estar quieta/o y disfrutar de los placeres creados para mí. Poder tener presente la belleza que me rodea: la maravilla de las montañas, la tranquilidad de los lagos, la fragilidad del pétalo de una flor. La libertad de mi vida. Necesito recordar que todas estas cosas vienen de Tí.”
La libertad es una de las características del espíritu humano que se expresa en su mente, emociones y cuerpo. La libertad es la identidad con la plenitud y se descubre al encarnarse de palabra, obra u omisión en las razones, las emociones y las limitaciones corporales. En la conciencia se realiza el proceso de decisión. La decisión es el resultado de un balance de fuerzas entra la expresión del espíritu y la relación con el entorno, ser libre o esclavo es una respuesta, es decisión que tiene responsabilidad o dicho de otra forma es imputable a la acción del sujeto que transforma desde su espíritu libre o se deja transformar por el historial, el entorno y la inercia.
¿En qué se diferencia el esclavo del ser libre? precisamente en la responsabilidad de su decisión; al encarnar la libertad en el destino damos la respuesta de libertad al destino, le damos la libertad al destino y caminamos siguiendo el destino en libertad y responsabilidad. Es en el espíritu humano donde descubrimos la libertad. Desde su origen, la libertad es la facultad humana que puede manifestarse por decisión en la conciencia humana y así, desde lo profundo, le da la altura del gozo de la plenitud de la verdad: origen, camino y destino.
Puede ayudar a meditar esta afirmación “La quinta montaña”, una novela escrita por el autor brasileño Paulo Coelho, publicada en 1996.
El argumento está basado en la historia de Elías, tomado de la Biblia (I Reyes, capítulos 17-19). Se centra en el tiempo que Elías pasó en Sarepta (en el libro es llamada Akbar). La mayor parte del contenido es lo que Coelho añadió a la historia bíblica, incluyendo el atestiguamiento de Elías del saqueo de Akbar por los asirios, el viaje de Elías a la Quinta Montaña (donde se decía que habitaba Baal) y su enamoramiento con la viuda a quien Dios lo envió.
La novela puede ser considerada religiosa debido a su enfoque, a pesar de que se centra en la rebelión en contra de Dios. En el libro, Coelho explora la manera en la cual cuestionar la autoridad, la rebelión y pensar por uno mismo es importante en la relación con Dios. Durante una considerable parte de la historia, Elías es cumplidor y obediente con lo que los ángeles de Dios le dicen. Eventualmente él descubre que su destino no es escogido por él, sino por Dios. Finalmente él decide guiarse por sus propios deseos y voluntad. De esta manera Coelho sugiere que Elías fue capaz de alcanzar un nivel superior de conocimiento espiritual y así tener una relación más fuerte con Dios.
Pido la gracia de creer en lo que podría llegar a ser y hacer, si solo le permitiera a Dios continuar su obra en mí. Dejar que El, quien me creó y me ama, continúe creándome, guiándome y dándome forma con la libertad con que me creo.
La Palabra de Dios
Mateo 6:7-15 – El Padre Nuestro
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis.
Vosotros rezad así: «Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdona nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.» Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»